Mientras aguante Mackay

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

Desde la grada al técnico rival, todos se rinden al portero, otra vez decisivo

18 sep 2021 . Actualizado a las 23:36 h.

«Ganamos, perdimos, igual nos divertimos». Eduardo Galeano rescataba la tonada de aquellos niños que se cruzó por Calella para dedicarles su Fútbol a sol y sombra. Cantaban mientras pateaban un balón, poniendo música a un deporte entroncado desde la grada con las letras más simples. Hay una, también para coro infantil, que ensalza las maravillas de un portero capaz de parar balones sin levantarse de la silla. Ian Mackay ofreció en Riazor una variante del tema, que sorprendió a Óscar Cano. «Estaba batido y se ha sentado encima de la pelota», apuntó aún perplejo el técnico del Badajoz acerca de la intervención menos ortodoxa del arquero. La tercera de un repertorio de cuatro. La foto del momento incluye además a un excompañero del meta en Sabadell. Adri Cuevas alcanzó el área y envió por delante el balón a buscar la red, mientras Villares achicaba un instante tarde. El cuero encontró despejado el camino bajo las piernas del veterano de camiseta rosa, pero se vio de repente encajonado entre la hierba y unos glúteos. Recurso poco apreciado en los resúmenes con las mejores intervenciones de la jornada, pero intachable por su resultado.

El mismo que dieron antes los guantes que repelieron los disparos de Sergio Benito y Aitor Pascual, y más tarde (ya en forma de puño) el chut de Pardo. Soluciones apropiadas a distintos apuros y otros noventa minutos sin conceder gol al adversario. Ninguna proeza para el futbolista del Ventorrillo, que ya enlazó siete encuentros imbatido doce temporadas atrás, cuando ascendió a la Ponferradina. De vuelta a casa ha hilado ya el cuarto.

Especial porque el rival también llegaba con el marco inmaculado —a Limones le rompió la racha Quiles— y por la multitud de testigos. Riazor coreó en varias ocasiones el nombre de quien tuvo que exiliarse durante catorce campañas para ver por fin su foto estampada en el mural de Abegondo. Se graduó hace un mes junto a Noel y Trilli, los otros dos canteranos que debutaron este curso en partido oficial con el primer equipo. Les dobla la edad y la experiencia añade soltura al discurso: «El fútbol da muchas vueltas. Veía que los años pasaban y que no dábamos cogido el mismo camino el Dépor y yo. Cuando eres joven, te lo pintan todo muy fácil, pero tienes que tener los pies en el suelo para seguir luchando por lo que te gusta. Aunque no siempre puedas hacerlo en el equipo que quieras. Se da ahora con 35… Espero devolverlo con algo bonito». Tan bonito como una parada con el culo.