Derik solo mira hacia delante en el Deportivo

TORRE DE MARATHÓN

RCD

El defensa del equipo coruñés, operado del tendón de Aquiles, avanza en su recuperación entrenando por las mañanas en el gimnasio y por las tardes en la piscina

15 abr 2021 . Actualizado a las 10:15 h.

Es la cara del Dépor, no la cruz. Operado en marzo de la rotura del tendón de Aquiles, una de las lesiones más temidas por los deportistas, a Derik Osede (Madrid, 1993) ya le retiraron las 18 grapas con que cerraron su pierna derecha y, desde hace tres días, solo necesita una muleta para caminar. «No me gusta el trabajo diario de recuperación, pero tengo que hacerlo. Me duele, pero me estoy adaptando a él y hasta estoy empezando a cogerle gusto. Porque a veces se te saltan las lágrimas, pero dices: «Me va a doler, pero mañana voy a estar mejor». Es como estoy haciendo el proceso», afirma este defensa al que no se le despega la sonrisa del rostro.

Llegó al Deportivo tras temporada y media en el Numancia, próximo rival blanquiazul (domingo, 19 horas), con un año de contrato y la ilusión del ascenso por bandera, pero se ha pasado más tiempo en la enfermería que en el campo. En A Coruña ha sufrido sus dos lesiones más graves: contra el Unionistas sufrió una pequeña rotura en el tendón plantar delgado (la pantorrilla) que le obligó a parar de noviembre a enero, y la actual le parará hasta final de temporada y más, pero no se pone plazos. «Es largo, son seis meses u ocho. Hay casos de un año, pero también de cinco meses. Me guío por las sensaciones. Lo que quiero es que cuando me recupere lo haga con todas las fuerzas», dice.

Coraje no le falta. «He tenido mala suerte con las lesiones, pero si ha pasado, es una lección para mí. Cuando te lesionas, le das muchas vueltas y te preguntas por qué a mí. Pero cuando pasa lo peor, seguir pensando en eso es como querer volver al pasado, cuando toda mi energía tiene que estar en el día a día», insiste.

«¡Caballo! ¡Queda un día menos!», grita Héctor Hernández, excompañero en el Numancia y el Dépor cuando pasa al lado de Derik tras el entrenamiento. «Es un mote de vestuario», aclara. El central se entrena a diario desde las nueve y media hasta la una. Primero en la camilla y, luego, en el gimnasio. «Lo más normal en una lesión de larga duración es perder tono en la pierna lesionada, porque al final no estás apoyando», explica. Por la tarde, va una hora a la piscina. «Es para perder el miedo a andar, y me está ayudando mucho», añade.

En este proceso diario le acompañan los fisioterapeutas del club Dani y Rubén, y el recuperador Fran Molano. «Es un equipo top. Nuestra intención que nada nos pare. Si hay una piedrecita, la superaré como hasta ahora, mirando hacia delante y no hacia atrás», explica. Derik protege su pierna derecha con una bota ortopédica, pero ya comienza a ganar batallas, y desde hace tres días se apoya en una única muleta. «Cuando me recupere, el costurón de la pierna me va a recordar que voy a hacer lo máximo para no perder ningún día más de hacer lo que amo: jugar al fútbol y estar con mis compañeros».

«He tenido mala suerte, pero si ha pasado, es una lección para mí»

Derik no se olvida del fútbol: «Echo mucho de menos el balón. Mis compañeros me dan envidia sana. Es duro, porque los avances son muy pequeños, pero yo me lo planteo como pequeñas batallas diarias. Apoyar el pie hoy es un paso increíble, porque hace una semana no podía». En los partidos de Riazor se sienta justo detrás del banquillo. «Intento aportar mi granito de arena y ayudar a mis compañeros hablando», apunta.

Está tan involucrado en el día a día de su recuperación y de la marcha del equipo, que en su mente no existe nada relacionado con la próxima temporada. «No hemos hablado de futuro, estoy viviendo el día a día de esta nueva lesión. El contrato no es mi principal problema. Mi problema es el tendón de Aquiles y recuperarme lo antes posible. Pero es cierto que estoy encantado aquí, muy contento con el trato. Este club es espectacular», afirma, antes de recalcar el objetivo colectivo: «Lo más importante, en mi caso personal, es que me recupere y que el equipo se quede en la Primera Federación. Luego nos sentaremos y veremos qué camino tomar».

Pese a que la temporada deportivista invita al desánimo, Derik repite que el vestuario está comprometido con al objetivo de la continuidad en la tercera categoría. «Todos somos trabajadores y nos encanta el fútbol. No hemos conseguido el objetivo inicial, pero eso no quiere decir que seamos malos jugadores», afirma, aunque no sabe por qué no les ha alcanzado para luchar por el retorno a Segunda División. Ahora, Derik señala que entre ellos solo hablan de que el Dépor juegue en la próxima Primera Federación. «Quedan cuatro finales y vamos a dar nuestro máximo rendimiento contra el Numancia. El equipo va hacia arriba. No tengo ninguna duda de mis compañeros», subraya.