Obviamente, el equipo mejoró con las nuevas incorporaciones, pero no lo que se esperaba después de haber tenido que ponerse en manos de Abanca para poder fichar. Al final, se gastó el dinero para remar, remar, remar y acabar ahogándose en la orilla. Mañana, el club podría estar sin euros y sin categoría.
Entretanto, actos de indisciplina, como el de Çolak, que no se entrenó el pasado lunes sin dar explicaciones a nadie y, aunque luego pidió perdón, su gesto es condenable. Y qué decir de Koné, que no quiso quedarse para los últimos encuentros y prefirió abandonar A Coruña.