La piedra angular del muro nuevo

TORRE DE MARATHÓN

LOF

El partido de Albacete refrendó a Dani Giménez y la solidez del actual Deportivo, que ya no es el más batido de Segunda tras encajar un solo gol en cuatro duelos

28 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Fue cosa del brazalete. Cuando lo portaba Álex Bergantiños, Dani Giménez iba directo a portería con tres pares de guantes a mano: el destinado a usarse en el partido, uno de reserva, y otro más para los ejercicios con los que entrar en calor antes del duelo. Sin el de La Sagrada en el once, el meta asume el rol de capitán y queda feo ir enguantado a repartir apretones en la previa. Por eso dejó las manoplas de reemplazo en el vestuario, y obligó a retrasar el inicio del duelo cuando percibió que las que iba a emplear tenían un desperfecto. El delegado blanquiazul, Barros Botana, le llevó unas nuevas desde la caseta y Dani jugó de estreno en el Carlos Belmonte.

El incidente ocupa dos espacios del acta. En uno, el colegiado registra el minuto de demora con el que arrancó el duelo. En otro, el mismo árbitro apunta un cero. El guarismo de costumbre para la nueva versión del Dépor. El meta vigués ha recuperado el santo, propagado ya de punta a punta hasta alcanzar al delantero, capaz de marcar con partes inusuales para la faena. «El gol hace mucho, pero las paradas de Dani han sido fundamentales para que el equipo no encajase. Ha hecho un partidazo y esta victoria es gracias a él», reconoció Sabin en zona mixta, apuntando al número 1, que vuelve a ganar partidos por su cuenta.

Solo el Huesca (22) disparó más que el Albacete la pasada jornada. Solo el Zaragoza (7) colocó más chuts entre los tres palos. Veinte intentos; seis con destino a la red, interceptados por unos guantes de estreno. Penalti incluido, para desgracia de Ojeda, a quien tenía calado el meta visitante. «Intenté adivinar la trayectoria, aguanté lo que pude y le vi un poquito el golpeo», desgranó el portero en zona mixta. Éxito producto de una combinación de factores incluida en la nueva fórmula de Yvan Castillo. El preparador le había pasado a sus pupilos, por vídeo y pdf, las costumbres de los lanzadores del Alba. Se registraba la tendencia de Ojeda —ya había errado otra pena máxima— a disparar a media altura. A partir de ahí, la rutina de enfrentarse a lanzamientos desde los once metros se ha vuelto menos mecánica y más intuitiva. Mayor confianza en el jugador, que acertó de pleno.

Una acción imprescindible para confirmar al Deportivo como el conjunto más sólido en la segunda vuelta. Esa que es la única que cuenta para Fernando Vázquez, que tiene al equipo coruñés liderando la clasificación que guarda en su casa. En la tabla oficial, los blanquiazules se ubican mucho más abajo, aunque por fin hayan abandonado las plazas de descenso. La última racha de cinco partidos vencidos comparte padre con Luis César (autor del primero), pero el de Castrofeito le añade a su parte el mérito de haber encajado un solo tanto en cuatro citas. Gracias a este registro, el Dépor no es ya el más goleado de la categoría, una condición que desde el domingo pertenece en exclusiva al Oviedo.

Las 36 dianas recibidas en 25 jornadas (las últimas dos, con portería a cero) son tantas como las que encajó en el curso 2013-2014 la escuadra del último ascenso. El que obtuvo el propio Vázquez con idéntico libreto al de esta campaña: la defensa primero. «Queremos jugar mejor, más fluidos, pero a día de hoy lo primordial es defender bien», subrayaba, a encuentro concluido, Sabin Merino. Dani Giménez coincidía en que «en la situación en la que estamos, esta es la manera de ganar». «Nos queda mucho todavía para ser un equipo dominante», razonaba el meta. Había interiorizado los argumentos de su entrenador, autor de varias instrucciones para combatir al adversario.

El míster recalcó la propensión del grupo dirigido por Ramis a concentrar gente en área rival, buscando el juego directo. Una tendencia propicia para las contras. Como la que desperdició inexplicablemente Beauvue después de que Dani Giménez sacara rápido pese a las peticiones de calma de sus compañeros. Su envío con la mano fue perfecto. Otra vez los guantes nuevos.