En unión con el Son Caliu también organizó un campus de tecnificación que llevaba su nombre. Allí conoció a Gero del Olmo, un compatriota que le ayudaría meses después a entrenar al equipo cadete del Playas de Calvià: «Yo era su ayudante y puedo decir que era una maravilla cómo transmitía a los futbolistas. Tenía un don para el banquillo. A los chicos les incidía mucho en el sacrificio. En lo táctico. Se nota que estuvo mucho tiempo en Italia. Le gustaba la presión alta, las transiciones muy rápidas, que el balón llegara rápido al área rival. No era un juego defensivo, pero buscaba rapidez», señala.
Así se formó un técnico que el pasado miércoles cerró su período de interinidad con la albiceleste y ahora aguarda a saber el día 29 si podrá seguir viviendo un sueño, el de entrenar a Argentina. Una ilusión que comparte con la de regresar a A Coruña. «Sueño con entrenar algún día al Dépor», recordó tras su último partido.