Cristóbal dibuja un rombo y empata

Xurxo Fernández Fernández
x. fernández A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

GONZALO BARRAL

El Dépor creció en Villarreal cuando prescindió de los extremos para fortalecer la zona de creación

10 ene 2018 . Actualizado a las 16:40 h.

A la hora de partido, Cristóbal mete a Çolak y sienta a Carles Gil. Aparece el rombo en el Dépor y el desconcierto en el Villarreal. A los de casa les molesta el reflejo, el incordio del mimo que replica automáticamente cada acción. Juegan los de Calleja con Rodri de ancla, Raba de mediapunta, Castillejo escorado a la derecha, y hacia la izquierda Fornals -que se desplaza a la diestra cuando entra Cheryshev-. Nadie pisa la cal. Tampoco en los visitantes a partir del minuto 61. Adrián se mete a segundo ariete y ha desaparecido Gil. Çolak es Raba, Guilherme hace de Rodri, Borges emula a Castillejo y Mosquera interpreta a Fornals. Cada uno a su manera. El brasileño no barre tanto como el internacional español; al tico le falta la punta de velocidad; al turco le sobran un par de quiebros; el gallego aún está recuperando confianza y precisión. Pero la suma disimula las taras y los números empiezan a sostener el giro blanquiazul. El cuarto de hora siguiente es el único tramo en el que el Dépor gana la pelea por la posesión (57 % - 43 %, marcador exactamente opuesto al global del encuentro). También se impone en intentos de remate (4-0) y centros al área rival (4-3).

El partido pertenece por un rato al más necesitado, que encuentra premio en el 84, justo cuando el balance se ha vuelto a equilibrar. Un punto fundamental, amarrado en el jardín de la alegría del conjunto coruñés. Si del antiguo Madrigal salió una permanencia, el estadio de La Cerámica ha brindado una salvación y una idea desde su reciente creación. Se cumplía un año exacto del bautismo, y el Villarreal lo celebró homenajeando a su huésped más feliz.

Marcó Andone a centro de Sidnei. Remate de delantero, asistencia de central. Ni rastro de la medular en la acción del gol. El cuarteto, cabriolas turcas al margen, pasó desapercibido pero resultó fundamental.

Brillaron en la zona gris. La de los números que no suben al marcador. Guilherme fue, tras su compatriota Sidnei, el jugador más completo sobre el papel. 86% de acierto en el envío, cinco duelos aéreos ganados, tres tiros, siete recuperaciones -el balance de Rodri en los mismos apartados fue de 91%, cinco, uno, y tres-. Borges estuvo flojo en el pase (75 % de éxito), pero destacó en cuanto a registros defensivos (cinco intercepciones, cuatro despejes, tres entradas). Mosquera empezó fuerte para acusar después la falta de rodaje hasta su sustitución. Çolak ejerció de agitador. 

Con el turco gana Adrián

Fue el ingreso del turco lo que desatascó la cita, que hasta ahí había discurrido bastante plácida para el conjunto local. Atrajo adversarios, generó espacios, rompió líneas combinando y regateando y permitió reubicar a Adrián.

El Dépor no solo clavó el rombo del submarino amarillo. También le copió la doble punta. Allí se activó el asturiano, intrascendente enfrentado a Mario como extremo. El ex del Villarreal chutó dos veces, ambas desde el interior del área y en la última media hora del partido. Atrajo las marcas de los centrales y dejó un hueco en el flanco para las subidas del lateral.

Los extremos fueron los primeros que notaron el cambio cuando Cristóbal ocupó la plaza de Mel. Debían pegarse a la línea y mantenerse a distancia de los carrileros para desencadenar constantes uno contra uno. Cartabia vio el cielo abierto, pero la productividad ha caído tras la lesión del argentino. Con esa vía cegada, a la espera de que Carles Gil acabe de alcanzar su mejor versión, urgían otras fórmulas de aproximación a la portería. La mostró el oponente del domingo, que se dejó copiar. Cuatro hombres por dentro, disparando el control del cuero y reforzando la zaga para rebajar las llegadas a las inmediaciones de Rubén.

Crecer exige solidez y llegan encuentros que la pondrán a prueba. El primero, la visita del Valencia, mermado por la baja de Kondogbia en la medular. El nuevo punto fuerte del Dépor, que ha descubierto un rombo que le permite puntuar.