César Quian

Emre Çolak firmó una de sus mejores actuaciones como blanquiazul y fue clave en el triunfo

10 dic 2017 . Actualizado a las 23:06 h.

Si Çolak juega, el Dépor juega, la afición se divierte y, normalmente, el equipo suma puntos. Hasta ayer, el turco había participado en los mejores minutos de la victoria contra el Alavés, sido titular en el triunfo ante el Getafe, rendido a un altísimo nivel en la victoria copera en Las Palmas y ayer volvió a salirse y a conducir al conjunto blanquiazul al éxito. Fue el recuerdo de que es un jugador diferente y puede ser tan bueno como bonito.

«Hemos creído que jugara y lo hizo muy bien. Estoy contento con su rendimiento. Me gustó mucho como lo hizo también en Las Palmas y en Sevilla tenía pensado sacarlo la última media hora. Ha hecho un buen partido, pero cada encuentro es diferente y seguiremos tratando de escoger a los mejores en cada ocasión. Esperemos que Çolak siga en esta línea», expresaba Cristóbal tras la exhibición del turco de ayer.

 

Porque el futbolista que ayer llevó la batuta del Dépor fue un jugador absolutamente implicado no solo en labores ofensivas, su gran especialidad, sino también a la hora de correr hacia atrás. El esprint que se pegó mediada la segunda parte para obstaculizar una contra del Leganés resume el esfuerzo sin condiciones que realizó durante todo el partido y que Riazor le agradeció en el momento de ser sustituido con una ovación de las que reserva solo para los grandes.

Ya con el balón en los pies, el recital fue de los de concierto de Año Nuevo. No se guardó nada. Que el partido requería esconder el balón y buscar la falta, pues ahí aparecía el turco resguardándolo del alcance de los rivales y provocar la falta. Que estaba costando sacar el balón en defensa, pues Emre acudía al rescate para mostrar líneas de pase alternativas. Que Adrián, Carles Gil, los mediocentros o Lucas precisaban de alguien con quien asociarse para dar fluidez al juego, pues por ahí asomaba un 8 ofreciéndose y haciendo paredes precisas. Que todos los compañeros estaban demasiado marcados y no era posible asociarse, pues el pequeño futbolista decide que hay que probar a Cuéllar con un duro disparo que el meta no ataja y supone la antesala del gol blanquiazul. Y ya, cuando parecía que no quedaba taconazo, espuela, gesto técnico que hacer, pues ahí saca de la chistera unos cuantos pases entre líneas, de primeras y sin mirar, que harían levantar de su asiento al mismísimo Djalminha. Fue el mejor partido de Emre Çolak en lo que va de temporada y la mejor manera de rebelarse contra su suplencia. Porque, si el turco está bien, poco más necesita este Dépor. Con (el) 8 basta, como en la serie.