El no tan «bendito problema» de un plan B que funciona

Xurxo Fernández Fernández
Xurxo Fernández A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

El gran rendimiento de suplentes habituales complica confeccionar la convocatoria y el once blanquiazul

14 mar 2017 . Actualizado a las 10:08 h.

Se sabía que estaban porque iban a entrenar todos los días; y porque saludaban. La rutina habitual. Pasar por delante de la barricada de prensa, camino al vestuario, levantar la vista, sonrisa forzada y gesto con la cabeza. Al de Silleda le dejaban salir a jugar unos minutos ciertos fines de semana. Casi siempre, cuando el partido se enrevesaba o el otro punta ofrecía signos de agotamiento. Al de La Sagrada, ni eso. Bergantiños se convirtió en un ente extraño. No había dudas de su existencia ni de su más que probable importancia, pero no daba aparecido. Le sucedió al Boson de Higgs (esa partícula de Dios) durante casi medio siglo. Alex pasó menos tiempo a la sombra. Le centró el foco una entrada de Mosquera a Petros premiada con tarjeta.

El 5 redondeaba frente al Betis su ciclo de amonestaciones y llegaría limpio al derbi. También Andone, sancionado por una falta sobre Tosca. Centrocampista y punta descansarían frente al líder. Sin Guilherme, lesionado, no había duda. Bergantiños disfrutaría ante el Barça de su primera titularidad liguera este curso; Joselu alcanzaría la quinta. Luego vendría el Celta y regresaría la rutina habitual: entrenar, sonreír, gesto con la cabeza, banquillo o grada. O no.

De repente, gol por cabeza, y el «bendito problema» para Mel.

Joselu abrió la cuenta que cerró Bergantiños. Al Barça lo bajaron a cañonazos de la nube dos de los tres futbolistas menos rodados del plantel blanquiazul -al otro, Laure, solo le dio tiempo a echar un par de carreras antes de que el árbitro pusiera fin a la gesta-. Pero la importancia del par de gallegos que saltaron el domingo al césped trascendió el marcador y alcanzó al juego. El punta fue una isla concurrida. Se pasó media tarde sin más compañía que el encargado de su marca, y sin embargo consiguió ser el futbolista que más veces tocó el balón en los de casa. Descargó todo tipo de envíos y aprovechó el más mínimo resquicio para reclamar la atención de Ter Stegen. Por detrás, Álex barrió a gusto. Fue el deportivista que más entradas realizó y el autor de más despejes tras Arribas.

Era un duelo de esos que otros aprovechan para pensar en lo que vendrá días más tarde, pero algunos se animaron a sacarle punta. Aprovecharon el escaparate del Barça para pulir un currículo con el que aspirar a puestos que parecían asignados. Mel ha exprimido a Borges, titular durante toda esta improbable racha de encuentros con puntos. Mosquera resucitó con el cambio de técnico y Guilherme parecía indiscutible hasta que lo apartó un problema físico. Con el brasileño de vuelta, una multitud capacitada quiere plaza en el doble pivote.

Arriba, la proporción es idéntica: dos a uno. Por ahora, el míster ha tendido al punta único. Andone le hizo diana al Atlético; Joselu, al Barça. Toca el Celta y después un parón que se le puede hacer largo a Mel y a los descartes. Porque el pasado sábado bastó con dejar fuera a un par de esperanzados chavales del Fabril para completar la convocatoria, pero dentro de cinco días se tendrán que bajar de la lista cuatro futbolistas profesionales.

Ninguno ha hecho méritos para descolgarse. Joselu y Bergantiños fueron los protagonistas indiscutibles del pasado domingo en Riazor, pero su papel se sostuvo también en varios notables secundarios. Si Arribas se mantuvo en estado de gracia, Albentosa demostró delante de Suárez y Messi que la versión de Butarque no era la buena. En la segunda línea el rendimiento de los menos habituales fue tal que el ingreso de Çolak, el futbolista con más calidad del plantel, no elevó esta vez el nivel del juego.

Hasta las palabras de Mel en la previa hacen más difícil adivinar los descartes. Insistió en la necesidad de enchufarlos a todos y mantener alta la moral del grupo, sin excepciones. Difícil de encajar ahí el riesgo de volver a prescindir de Ola o de Marlos. Y en la lista caben 18 o 19; pero en el once, solo once. A veces los problemas no son tan benditos como los pintan en sala de prensa.