... Y perdimos, como siempre

TORRE DE MARATHÓN

El Deportivo estaba sobre aviso, pero logró volver a desmoronarse; esta vez, al final

12 feb 2017 . Actualizado a las 13:51 h.

La estrategia no funciona. El Dépor ha estado vivo al vender cada pedazo del uniforme a distintas casas comerciales, pero ahorraría dinero y disgustos si en lugar de publicidad estampase en sus camisetas algunas de las frases que sueltan Garitano y sus futbolistas en sala de prensa. Deberían, como excepción para esta temporada, destacar visiblemente sobre el blanco y el azul. Un eslogan fosforescente del tipo «los partidos en San Mamés se hacen muy largos», creado por el míster hace solo un par de días. O uno más extenso, al hilo de lo dicho el jueves por Juanfran, que rezaría algo así: «El Athletic es un equipo con grandes individualidades, pero si hacemos lo que nos dice el entrenador desde el minuto uno hasta el final seguro que tendremos nuestras opciones». Queda largo, pero meterse eso en la cabeza es más importante ahora mismo que llevar dorsal.

No estaría de más subrayar lo de «desde el minuto uno hasta el final», porque en cualquier duelo a domicilio (esos han alumbrado eslóganes que darían para varias campañas) el rival encuentra el momento de pillar al Dépor a traición. Hay otra frase reciente del lateral que viene al pelo al respecto: «Lo que no puede ser es que casi regalemos goles o victorias a los demás». Sí; sí se puede. El conjunto coruñés lo ha conseguido una y otra vez esta temporada. Son incontables los partidos en los que juega como nunca para acabar homenajeando a Di Stefano y perder, como siempre. Ayer, en San Mamés, volvió a ocurrir. El Deportivo sigue aspirando a la Champions en el campeonato de méritos, pero tiene medio cuerpo sobre el pozo de la tabla real. 

El talento está de más

Sin sitio para Çolak. Cada rueda de prensa de Juanfran es en realidad una tormenta de ideas que envidiaría el Don Draper de Mad Men. Él ya lo sabía todo. Intuía que Muniain mantendría el nivel de las últimas citas, y hasta parecía dispuesto a disfrutarlo: «Es un jugador de los que te gusta poner la tele y ver que está bien». Por si la pantalla no le transmitía confianza, ayer él mismo lo comprobó a pie de campo. El menudo jugador navarro le encontró las vueltas a los visitantes, que se veían cómodos y en ventaja hasta que apareció el agitador. Deshizo con escasa ayuda todo lo construido por Çolak.

De la enorme calidad del turco también había advertido Juanfran, convencido de que «si Emre fuera vasco sería titular en el Athletic». Por ahí se equivocó, porque a los vizcaínos les chirriaría un futbolista como él. La grada de San Mamés suele reconocer el talento, aunque ayer pitase al turco, pero lleva tiempo más acostumbrada a aplaudir el tesón. Nada pintaría Çolak en un equipo que solventa cualquier problema de un empujón. Imposible para el 8, el Iniesta de bolsillo blanquiazul, aspirar siquiera a la misma plaza que ocupa Raúl García, artista en lo de empujar.

LOF

Control ineficaz

Sometidos por el brío local. Dos enganches diametralmente opuestos para ejemplificar el duelo de estilos avanzado por Garitano en la última intervención de una semana plagada de spoilers ante los micros de Abegondo. Sostuvo el míster que el Deportivo tiene su premio y su condena en su decisión acerca de lo que quiere ser. Ayer se vio bien claro. Lo hizo más bonito, combinó con más soltura, regaló más detalles técnicos, y acabó sometido por el brío de un anfitrión que rindió sin pudor su medular. El partido se ventiló en las áreas y ahí es donde el Dépor se suele empequeñecer.

Errores condenatorios

El árbitro y la siniestra. Decidieron dos factores recurrentes este curso. El primero, la banda izquierda. Si el lateral diestro es indiscutible, tan acertado esta campaña en el campo como en el papel de orador, el siniestro es una plaza en constante discusión. El míster vive pendiente del detalle para decidir, y ayer el detalle eran las acciones a balón parado. Con el cuero en movimiento, Navarro falló. Superado por Williams y Susaeta, desamparado por la falta de rigor táctico que aún lastra a los sustitutos del añorado Babel. Desde allí empató el Athletic, que venció en el área pequeña gracias al tópico error arbitral. En San Mamés pasaron una película ya vista, y sucedió lo de siempre. Sobre el césped y en el marcador.