Hoy, con motivo del encuentro Deportivo-Rayo Vallecano, se ofrecerá al aficionado una noche de fútbol en Riazor. No se trata de ningún Trofeo Teresa Herrera, sino de un encuentro de Primera División donde aparece el Deportivo, equipo que remueve siempre la memoria a sus seguidores, desde aquella temporada 1941-1942 del primer ascenso y querer ahora saber cuántas van, obliga a unas cuentas que siempre resultan entretenidas realizar porque en sus pasajes se encuentran alegrías y también desilusiones que viene a ser el fruto, muy abundante en el fútbol.
Disputar en campo propio, como ahora sucede, el primer partido casero de la máxima categoría del fútbol español brinda la oportunidad de presumir de acontecimientos triunfales, detalle que no sucede en todos los campos de fútbol españoles. Y menos todavía que esos partidos se celebren en la noche de un domingo, tanto en el Carranza de Cádiz como el Gamper de Barcelona. Cierto que son partidos que alcanzaron solera pero verdad también en el fútbol cuando hay ausencia de puntos nada está plenamente conseguido, salvo en partidos excepcionales con puntos y emoción, como sucede esta noche en la que se levantará el telón de Riazor para iniciar una nueva temporada que siempre, solo con anunciarla, ya se presenta cargada de emoción.