La siesta, ¿en el sofá o en la cama?

La Voz REDACCIÓN

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DAMIR SAGOLJ

La costumbre española por excelencia se debate entre la intimidad del dormitorio, con manta y pijama, o la cabezada del salón

06 ago 2014 . Actualizado a las 14:14 h.

Que no te engañen, ni se empeñen en poner la mirada en otros «atractivos». La siesta es la verdadera «marca España». Los extranjeros miran con envidia a los españoles por ser los creadores del mejor invento del mundo. Poco les importan los maravillosos descubrimientos que tienen a sus espaldas y que llenan espacio y más espacio en su página de la Wikipedia, a ellos lo que realmente les gusta es esa posibilidad de dormir unos minutos después de comer y antes de continuar con la jornada laboral mientras en la televisión emiten los tan populares documentales de La 2, inspiradores de los sueños más renovadores. En Latinoamérica es una costumbre más que extendida, mientras que en China, Filipinas, India, Italia, Grecia y algunos países de Oriente Medio y África del Norte no han tardado nada en incorporar la cabezadita después de comer a sus tradiciones más enraizadas. Razones no les faltan.

La siesta es saludable y reparadora ya que la falta de sueño perjudica a la salud. Y no lo decimos nosotros, así lo aseguran los expertos -que, por cierto, no suelen ser españoles-, que alertan que aquellos que duermen dos horas menos que la media reducen su esperanza de vida al incrementarse las posibilidades de una muerte súbita. Y los beneficios no terminan aquí. Mejora la salud y la circulación sanguínea y previene el agobio, la presión o el estrés, sin olvidarse de que favorece la memoria y el aprendizaje así como ofrece la facultad de prolongar la jornada de trabajo.

Así y con todos estos beneficios, los españoles no dudaron en exportarla con el aval científico que recomienda «descansar un rato la vista» sobre todo cuando llegan la primavera y el verano debido al incremento de temperaturas y de horas de luz. Y cuando los expertos hablan de un rato, hablan de un rango de entre 20 a 30 minutos de siesta. Ni mucho menos ni mucho más, y así se mejorará en concentración y atención. Aunque hay algunos estudios que afirman que lo mejor es estirarla hasta los 40 minutos, en lo que todos se ponen de acuerdo es en que si se prolonga demasiado será perjudicial ya que trastocará el reloj biológico natural y provocará insomnio al caer la noche y llegar el momento natural de sueño. Y además, te despertarás malhumorado porque has entrado en ese periodo del sueño en el que se quiere seguir hasta el día siguiente por la mañana. La clave es que la siesta no influya en las horas de sueño nocturno y conseguir desconectar y eliminar el estrés del trabajo o, incluso, de las vacaciones.

Con el tiempo más o menos determinado, aunque ya se sabe que a veces la siesta se puede ir de las manos, el siguiente debate es el lugar. La gran mayoría de los españoles la practican al ritmo de los ciclistas. Es decir, en el sofá y con la televisión encendida, y si ya es con el Tour o La Vuelta a España se cumplen con todos los requisitos. Pero ojo, que los animales de los documentales también son muy recurridos por sus narraciones planas y sin grandes sobresaltos. Aunque, los hay también muy fans del banco o de la toalla en la playa o en el jardín, sin dejar al margen a todos aquellos que caen rendidos en una silla ante el sopor de reuniones, conferencias, plenos parlamentarios o clases, es decir, y en resumen, de los de aquí te pillo, aquí mato al sueño. Al final, parece que cualquier sitio es bueno. Sin embargo, los expertos recomiendan todo lo contrario. Lo mejor para ellos es la cama e, incluso, exhortan a usar el pijama. Pero como una costumbre es una costumbre, quizás un punto medio es apostar por un sofá cama. En El Corte Inglés cuentan con una amplio catálogo de cómodos espacios que mezclan los dos lugares para echarse una siesta. Al final, ¿para qué se va a discutir por esta cuestión? Ni para los que la llevan practicando desde los anales de la historia ni para los que la han convertido en tema de estudio.