El presentador de «Saber y ganar» acudió como invitado a «La revuelta»
11 dic 2025 . Actualizado a las 12:05 h.Jordi Hurtado acudió la pasada noche del miércoles al plató de La revuelta. El veterano presentador, de 68 años, y que frecuentemente es carne de memes y chistes sobre su inmortalidad y lo poco que se aprecia el paso del tiempo en él, cumplió el deseo del programa de David Broncano. «Llevamos queriendo que venga desde la primera semana, del primer año. No va a ningún sitio, porque está todo el rato con las preguntas y el conocimiento», bromeaba el cómico.
El presentador reveló que al principio el programa se renovaba cada tres meses, pero ahora ya se hace cada año. «Entonces, mínimo, hasta la temporada 30, habrá Saber y ganar», decía Broncano. «Y más! Yo creo que nos va a sobrevivir a los que lo estamos haciendo ahora», apostilló Hurtado.
Jordi Hurtado repasó su trayectoria en televisión, donde lleva 40 años. Entre otras cosas, fue doblador de Epi, el entrañable personaje de Barrio Sésamo, y también puso la voz en catalán a uno de los personajes de Bola de dragón.
Jordi Hurtado se libró de las preguntas más típicas e incómodas a las que se enfrentan habitualmente los invitados en La revuelta y compartió escenario durante unos minutos con el cantante Ozuna.
Y confirmó su parentesco con otro Jordi, en este caso Évole. «Su abuela era prima hermana de mi padre. El padre de Jordi Évole es Gonzalo Évole Hurtado», explicó. «Recuerdo, sobre todo, de pequeño ir a Cornellà para ver a su familia Jordi es un gran comunicador y periodista», prosiguió, y envió un cariñoso saludo al padre de Évole «que sé que me ve todos los días».
Jordi Hurtado pasó el testigo hace unos meses de Saber y ganar edición fin de semana al presentador gallego Rodrigo Vázquez. «Tengo a familia ya desesperada, que todos los sábados y domingos te los pasas ahí con los concursantes», declaraba Hurtado cuando se conoció la noticia. Según indicó el presentador, en la actualidad «hay más locura» en el programa y «una capacidad de trabajo inmensa». «Tengo ganas también de tener un poquito más de descanso, de tirarme los fines de semana con más tranquilidad y de bajar esa intensidad de trabajar tantas horas», insistió.