La madre de todos los «talent»

Beatriz Pallas ENCADENADOS

TELEVISIÓN

24 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Si Mozart levantara la cabeza fliparía mucho al ver las hordas de eurofans peregrinos que esta semana se congregaron delante de su estatua vienesa para ejecutar flashmobs y rendir tributo a una música que él apenas reconocería. Si supiera que, a escasos metros de donde cada 1 de enero se exportan al mundo la Marcha Radetzky y los valses de Strauss en el Concierto de Año Nuevo, se reunió ayer una multitud para presenciar un espectáculo que, tras unos años de declive, ha renacido gracias a las redes sociales y que, de puro kitsch, se ha convertido en una de las ofertas de referencia de la televisión en abierto.

Es ya un lugar común defender que si Shakespeare viviera hoy en día sería guionista de series de televisión, solo de las buenas. ¿Sería Mozart un cotizado compositor de canciones para Eurovisión si hubiese nacido dos siglos después y mantuviera ese don innato para crear, con las siete notas, sintonías pegadizas?

El mundo de la música ha cambiado mucho desde que tú lo dejaste, Wolfgang. Hoy priman la celebridad y el impacto, lo habrás visto anoche. Hoy tus paisanos queman pianos en escena para gustar. La mayor parte de los finalistas de esta edición del festival fueron catapultados a la fama por concursos como La voz u Operación triunfo en sus distintas versiones, lo que ha acabado por convertir a Eurovisión en la madre de todos los talent-shows, la gran reválida para sus alumnos aventajados.