Regresan los despiadados y pecaminosos Lannister; reaparecen los castigados, honorables y algo pánfilos Stark; vomitan llamaradas los temibles dragones de la vengativa khaleesi Daenerys Targaryen; resuenan los cuernos de la guardia de la noche y de los salvajes más acá y más allá del Muro... En definitiva, retornan la fantasía, la épica con mayúsculas, las intrigas políticas y las escenas de impacto a la televisión. Vuelve Juego de tronos.
La madrugada del lunes regresa una de las series más esperadas. Será un éxito de audiencia, provocará un huracán de comentarios en las redes, batirá algún récord de descargas, y generará polémicas.
Esta temporada -la quinta- la serie se aparta del arco argumental trazado por George R. R. Martin, ese escritor lento que tiene en vilo a millones de lectores porque no da acabado la siguiente entrega de su monumental y, en los últimos tiempos algo desvaída, Canción de hielo y fuego. Festín de cuervos y Danza de dragones fueron dos libros de transición tras la montaña rusa de acontecimientos, muertes sorprendentes y sobresaltos que ofreció Tormenta de espadas (el tercero de la saga). Pero la serie no tiene por qué seguir el mismo camino.
Los responsables de la adaptación han incluido personajes nuevos y han mezclado tramas de varios libros para hacer que la narración no pierda fuerza ni espectadores. Para empezar, ha conseguido reunir a la expareja más político-mediática de España, Pablo Iglesias y Tania Sánchez, fervorosos seguidores de la serie. Ella se identifica con la khaleesi Targaryen y sabe, porque lo ha sufrido, que en el juego de tronos solo se puede ganar o morir.