Desafinando

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa FARRAPOS DE GAITA

TELEVISIÓN

19 may 2013 . Actualizado a las 17:37 h.

A Europa ya solo la mantiene unida la Champions League, la bota sadomaso de frau Merkel (ella pone el sado y nosotros el maso) y Eurovisión, ese aquelarre viejuno que resiste impasible los avances de la modernidad. Lo de anoche en Malmö confirmó que la cita ya asume sin tapujos su condición de parque temático (o jurásico) de lo friki y que explota la tendencia suicida del europeo hacia la horterada. «Voy a hacer de tu vida un infierno», auguró la francesa Bourgeois en el arranque de la parada de los monstruos catódicos. Fue profética. Krista, de la frígida Finlandia, pretendió escandalizar a la parroquia pegándole un inocente piquito a su bailarina en reivindicación del matrimonio gay. Pero eso también sonó a prehistoria, porque ya hace tiempo que las chavalas se morrean largo y tendido en la vía pública sin que ni siquiera las beatas desenfunden su abanico. Guayominí sacó de paseo a Bonnie Tyler, con su chorro de voz algo tocado ya por los 61 tacos que se le presuponen, y se desfondó en medio de un desfile que iba desde el contorsionista de Azerbaiyán y los Diplomáticos de Monte Alto griegos hasta la apoteosis kitsch del rumano Cezar y sus hombreras galácticas entre Tino Casal y Locomía. El Sueño de Morfeo no hizo honor a su nombre, pero logró irritar los tímpanos de 200 millones de telespectadores con una canción (ejem) que luciría mucho más como banda sonora de la Vuelta Ciclista (su infumable cruce de gaitas e insulsas ñoñerías pop haría vibrar sin duda al inquietante Mexi-Llón). Raquel se dejó los zapatos y la voz en casa, descubrió nuevas acepciones del verbo desafinar y coqueteó con los temibles zero points que había cosechado otra indígena de la tribu de los pies descalzos, aquella Remedios Amaya que se llevó la barca de cráneo contra los acantilados. Pero Del Rosario ni siquiera logró ese toque épico y quijotesco de irse de vacío. Hasta para perder a lo grande hay que tener clase.