Falete quiere ir a Eurovisión. Por fin un cantante de peso, dirán algunos. Porque si algo tiene, además de una colección de batas que ya le gustaría a Omaíta, es una voz prodigiosa y una pasión inigualable a la hora de interpretar copla y flamenco. Otros se llevarán las manos a la cabeza imaginando que se puede reproducir el fracaso estrepitoso de Remedios Amaya, pues el cantante tiene enchufe en Zero. Como el frikismo se desterró de Eurovisión hace años, o eso nos venden, si Falete consiguiera rehabilitarse de su obsesión por los montajes y el dinero fácil, puede que hiciera un buen trabajo, al fin y al cabo se trata de un concurso de la canción y él tiene, como poco, dos ventajas: perdió el ridículo hace tiempo y sueña con comerse el mundo.