«Sálvame»: el otro «Gran Hermano»

TELEVISIÓN

13 feb 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Los programas del corazón han dado un giro de 360 grados en menos de un año, y en este cambio Sálvame ha hecho ya historia. Los espectadores nos hemos acostumbrado a que los protagonistas del show sean los propios colaboradores, que comen en directo, hablan por el móvil y se pintan el ojo en directo, lloran en directo y son capaces de cualquier performance, como la pop star queen de Karmele, por la audiencia. Pero lo que ha sucedido la semana pasada en ese programa de Telecinco es un hito más en el camino de ese espacio-conejillo de indias que avanza a medida que lo crean los espectadores.

Sálvame se ha convertido ya en el verdadero Gran Hermano de Telecinco, ese, curiosamente, del que salió Kiko Hernández, hoy colaborador de Jorge Javier, cuyo enfrentamiento -en directo- con su hasta entonces amiga y compañera de programa, la periodista Lidia Lozano, disparó hace unos días los audímetros. Aunque hay más en este nuevo formato, en el que los colaboradores deciden en cualquier arrebato abandonar el plató, sin que al presentador le tiemble el pulso, como hizo Kiko la semana pasada, o Belén Esteban en esta. Pero en un momento de este reality, en que la cámara sigue al personaje-periodista-colaborador a cualquier lado, apareció la gran Mercedes Milá por esos pasillos y encendió la mecha: «Hay que pararle los pies a Kiko». Lo que vino a continuación es parte del experimento, varios programas de la cadena (La noria, Ana Rosa, Vuélveme loca...) se han retroalimentado de este mal rollo a tres bandas -Kiko, Lidia y la Milá- que no tiene comparación con ninguno de los vividos por los concursantes de la casa de Guadalix. Sálvame, donde los sentimientos se magnifican, es hoy en día la mejor prueba de que la vida en directo, tanto la alegre como la morbosa, engancha al público, que en este caso sí realmente decide con el mando a distancia quién permanece en la parrilla. Sálvame, como GH, durará.