La ex cantante de Luar na Lubre hizo realidad el sueño de Paula Deiros, con la que interpretó «Negra sombra» en el mejor momento de la gala del sábado
06 may 2007 . Actualizado a las 07:00 h.Todo sigue su curso en Son de estrelas , que al finalizar la gala del sábado confirmaba líder a la caldense María Xosé Chenlo, con 21 puntos; seguida de la muradán Manuela Alsina, a solamente tres; y del noiés Fernando Docampo, a cuatro. O mucho cambian las cosas si el resto de los participantes reciben mareas de votos por SMS, o Son de estrelas se disputa ya abiertamente entre los tres o cuatro primeros. Una manera de inyectar emoción al cotarro sería que Iría Pinheiro pasara a primera en el orden de votación del jurado, destinando a Nonito Pereiro al cierre. Pesa demasiado la opinión del veterano y carismático productor en las decisiones del resto, aunque éstos no se lo crean. Sin quitarle sabiduría y criterio a sus opiniones (y a las de sus colegas), a los televidentes nos queda la impresión de que Nonito marca tendencia y de que el voto de Iría sabe a papel mojado por última. Hasta los concursantes, en delatores primeros planos, parecen aguardar el veredicto de un juez implacable¿ Cosas del espectáculo en un Son de estrelas que, a juzgar por las cifras de audiencia, va como un tiro. ¿Qué más dio de sí la gala aparte de los seis duetos? A Rosa Cedrón, invitada como sorpresa para Paula de A Terra Chá, que afirmó ser fan de la ahora cantante en solitario y una de las voces mejor dotadas del país. Ambas se marcaron las primeras estrofas de Negra sombra a capela y sonaron a verdad, pese a que la ex Luar na Lubre se plegó cortésmente a las aptitudes vocales de su admiradora. Dio bastante juego Manuela, sobre todo con la visita de las cámaras a su abuela en Muros, que no dudó en piropear a su nieta afirmando que tiene «carnes que se deixan comer crúas», aparte de llamarnos la atención sobre sus pechos y desear a Manuela que se eche «un noivo da Coruña para abaixo». Simpática señora. A Manuela, de acentuada geada, también le tocó superar una divertida yincana de pañales y otras cosas.