COMPONES un refrito con los mejores momentos de una serie, refrescas la memoria del cliente para próximas entregas y de paso cubres dos horas de parrilla con costo casi cero y una audiencia más que respetable. Lo hacen casi todas las teles, aunque en el caso de Cuéntame cómo pasó (La Primera) tiene cierto sentido por su estructura cronológica. El producto evolucionó de una nostalgia enfermiza según la cual la España de los sesenta no era el paraíso, pero se vivía bien (planteado con una simpleza de encefalograma plano), a personajes y guiones mejor dotados y a un compromiso más real con la memoria histórica. Sin olvidar que es un producto televisivo, con los peajes que implica. Celebrado su acabado formal, de ambientación cuidada y look visual con el tono lavado de las fotografías en color y el súper 8 de finales de los sesenta, Cuéntame cómo pasó regresará con nuevos capítulos la semana próxima que sitúan a los Alcántara en fechas anteriores al golpe de Estado contra Allende en Chile. El jueves refrescaron la memoria con un resumen que recogía el calvario de Antonio con la justicia a causa del canalla don Pablo (excelente Pepe Sancho), la lucha del cura Eugenio por evitar la tentación carnal, y el despertar al amor del pequeño Carlos. Suficiente para calentar motores y dar liderazgo.