El pitillo de Carrrillo

MIGUEL ANXO FERNÁNDEZ

TELEVISIÓN

13 abr 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

CON PERMISO de Quevedo, de don Santiago Carrillo podríamos decir aquello de «Érase un hombre a un pitillo pegado...». Es raro encontrarle una imagen sin su tradicional cigarro entre los labios o entre los dedos, al menos desde que se sumó a la Transición. En el entorno de los noventa, y más fresco que una rosa, a don Santiago eso de la prohibición del tabaco le suena a música celestial. O como le dijo a Piqueras, obviamente en tono jocoso pués se niega a incitar a la rebelión contra las normas anti-tabaco, «fumo porque me da la gana». Parecerá una anécdota, pero es algo más. Cuando en La respuesta dieron paso a los mail con preguntas para el viejo político, alguien llamó la atención sobre un detalle insólito en la televisión más reciente: se fumaba en directo. Era él. Puede que quienes pertenecemos al bando de los no-fumadores, no hubiéramos reparado en el detalle como ese espectador atento, pero es cierto que a la tele le pasa lo que al cine de Hollywood: ver un pitillo en una película reciente se hace más raro que un elefante con patines. Y eso que nada hay más cinematográfico que el humo de un cigarro... A ver quien se atrevía a decirle a Carrillo que apagase su pitillo. Su «porque me da la gana» no era comentario gratuíto.