Héctor Oliveira dirige al dúo protagonista compuesto por Ana Belén y Cecilia Roth en «Antigua vida mía» Cuando el productor Gerardo Herrero se interesó por los derechos de la novela «Antigua vida mía», de la escritora chilena Marcela Serrano (finalista del Planeta 2001 con «Lo que está en mi corazón»), se encontró con que ya los había adquirido el veterano y realizador argentino Héctor Olivera, que deseaba cambiar su habitual mundo masculino recreado en numerosos filmes de género («La Patagonia rebelde», «No habrá más penas ni olvido» o «Martín Hache», entre otros), por una película con mujeres.
14 feb 2002 . Actualizado a las 06:00 h.Surgió el acuerdo entre productor y realizador, y después de tres años, el rodaje pudo llevarse finalmente a cabo sobre un guión de Ángeles González-Sinde y Alberto Macías. Para el reparto contó con Ana Belén, que recibió la oferta cuando se encontraba de gira en Argentina con su espectáculo El gusto es nuestro y Cecilia Roth, que sólo había trabajado a las órdenes de Olivera en el programa de telefisión Nueve lunas. Las dos actrices tampoco habían coincidido nunca y, en el caso de Ana Belén, representa su regreso al cine después de la comedia El amor perjudica seriamente la salud. Del agradable ambiente durante el rodaje, realizado en Buenos Aires y en otros lugares del país, surgió una estrecha amistad entre ambas actrices. La trama recreada por Antigua vida mía se centra en dos mujeres, muy distintas entre sí, que se reencuentran después de una infancia de amistad muy lejana. Ana es Josefa Ferrer, cantante de éxito, egocéntrica, que sólo piensa en su carrera y pasa de su marido y sus hijos. Cecilia es Violeta Dasinski, restauradora de edificios, cuyo deseo, no compartido por su marido, es tener un hijo. Un día, Violeta descubre que está embarazada, su marido reacciona violentamente y ella le mata. En consecuencia, Josefa decidirá ayudarla promoviendo una campaña contra los malos tratos, que es una de las coartadas esgrimidas por la película y que más interesó a Olivera para mostrar a ambas protagonistas como dos mujeres radicalmente distintas, pero unidas en una misma causa. Otro atractivo de la cinta está en la experiencia de Olivera, patriarca del actual cine argentino y autor de una filmografía que supera ya la veintena de títulos.