El pintor y escritor gallego fue enterrado ayer por la tarde en Madrid, envuelto en una bandera republicana.
25 oct 2001 . Actualizado a las 07:00 h.Una embolia pulmonar se llevó, a los 89 años, al último gran representante del surrealismo español y uno de los creadores más polifacético y coherente en su trayectoria personal y artística. La muerte le sobrevino en su domicilio, de madrugada y sin darle tregua, una más, en el proceso de insuficiencia respiratoria que padecía desde hace un año. Nacido en A Coruña en noviembre de 1912, quiso que su legado permaneciera en Compostela, donde en 1995 se creó la Fundación que lleva su nombre, a la que donó sus colecciones de artistas surrealistas, de arte étnico y africano. Granell había estado exiliado durante varias décadas, tras la guerra civil española. Eugenio Fernández Granell se sentía muy identificado con Santiago, donde pasó su adolescencia y, además del bachillerato, inició sus estudios de violín. La música le llevó a Madrid, en 1928, para seguir su carrera en el Conservatorio. Un concierto de Manolo Quiroga, en el Teatro Principal compostelano, decantó su aficción por el violín. En la capital de España se introduce en los ambientes culturales y se despierta su admiración por Trotsky, lo que le lleva a conectar con movimientos de izquierda y a militar en el POUM. También entra en contacto con el surrealismo a través de su amigo Fernández Mazas y de la revista que éste le facilitó, Minotaure. Tras la Guerra Civil española, en la que combatió en el bando republicano, huye a Francia y se exilia en Santo Domingo, donde recala el barco que le llevaba a Chile. Le acompaña Amparo Segarra, con la que se casará y tendrán una hija, Natalia. Violinista en Santo Domingo En Santo Domingo, donde fue violista en la Orquesta Sinfónica Nacional, conoce a André Bretón y comparte actividades con exiliados como Juan Ramón Jiménez, Jorge Guillén y Salinas. La dictadura de Trujillo le obliga a irse del país y, tras una temporada en Guatemala, acepta la cátedra de Historia del Arte y Pintura en la Universidad de Puerto Rico. Su actividad artística se completa con la literaria, y es cuando publica su obra más famosa La novela del indio Tupinamba. Nueva York es su destino final en su periplo americano y allí ocupa una cátedra de Literatura en el Brooklyn College. Su obra alcanza difusión internacional en los años 60, y es a finales de ésa década cuando viene a España por primera vez, aunque no regresó definitivamente hasta 1985. Fumador empedernido y con un fino sentido del humor, Granell nunca dejó de pintar ni de escribir.