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Los dueños de las naves de Albo aseguran que es falso que no quisiesen renovar los alquileres

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Fábrica de conservas Albo, en Celeiro, que la conservera quiere cerrar
Fábrica de conservas Albo, en Celeiro, que la conservera quiere cerrar Xaime Ramallal

Afirman que la conservera marcó los plazos de cesión de las plantas y que no hizo ofertas para continuar en Celeiro y Vigo

17 jun 2022 . Actualizado a las 20:12 h.

La empresa Hical Vigo, titular de las plantas que utiliza Albo en Celeiro, Vigo y Tapia de Casariego, aseguró ayer que la afirmación de la conservera, que justificó el cierre de la fábrica de Viveiro en la negativa de los propietarios «a renovar el contrato de arrendamiento de las instalaciones», es «rotundamente falsa». La sociedad niega haber puesto objeciones a prorrogar la cesión de los inmuebles.

«Los plazos de los contratos de arrendamiento de las fábricas los han marcado ellos y se han negociado los tiempos de concesión que han querido. Nosotros tenemos esos alquileres como fuente de ingresos y ojalá pudiésemos mantenerlos», asegura el presidente del consejo de Administración de Hical Vigo, Eduardo Albo, descendiente de la familia fundadora de la conservera.

La empresa, la marca, la producción y la maquinaria pasaron en 2016 a manos del holding chino Shanghai Kaichuang, que no obstante no compró las naves, y que desde el verano centralizará toda la producción gallega en Salvaterra de Miño. «Tenían la idea desde el principio de concentrar la actividad, porque les ofrecimos comprar los inmuebles y no quisieron», señala Eduardo Albo.

Desde Hical precisan que en 2016 se hizo un contrato de arrendamiento de las tres fábricas por cinco años. En junio de 2021 se volvió a negociar y se llegó a los siguientes acuerdos: el alquiler de Celeiro se renovó hasta diciembre de 2022; el de Vigo, hasta septiembre de 2022; y el de Tapia hasta 2026. Desde la firma del pacto, señala Eduardo Albo, el holding chino «no ha mostrado interés alguno en seguir, no habiendo ninguna oferta sobre la mesa». Tampoco -la conservera sugiere que las fábricas podrían no cumplir con las nuevas normativas para la industria alimentaria- «nos han solicitado nunca obras ni mejoras», apunta.

Hical sostiene que la afirmación de la conservera «nos perjudica mucho» y afirma que considera la vía legal para defender su imagen: la conservera «puede tomar una decisión estratégica y defenderla, pero nunca podrá ampararse en que nosotros no hemos querido renovar».