El coruñés Tinho, el concursante más irreverente de «OT 2025», logra el tercer puesto en el concurso
SOCIEDAD
El herculino de 22 años, que fue dos veces favorito y destacó por su capacidad vocal, logró el trofeo de bronce en la gala final, en la que la andaluza Cristina se alzó con la victoria. Pablo Urdangarin y su novia, inesperados protagonistas de la final
16 dic 2025 . Actualizado a las 15:47 h.Tinho, el único concursante gallego de Operación Triunfo 2025, logró un merecido tercer puesto en la final con el 23,6 % de los votos tras tres largos meses de concurso en los que demostró su potencia vocal y su carisma, siendo uno de los concursantes que más contenido ha generado en la conexión 24 horas del programa. «Somos lo mismo», le dijo con el trofeo de bronce en la mano a Miriam Rodríguez, que en su edición quedó en la misma posición que el coruñés. «Tal cual, terceros y gallegos», contestó ella entre risas.
El joven artista de 22 años, que ha salido dos veces favorito y ha sido nominado solo una vez a las puertas de ser uno de los cinco finalistas, en la primera actuación de la gala interpretó brillantemente el tema Lose control, de Teddy Swims, gracias al que consiguió el suficiente apoyo del público para pasar a la siguiente fase, situándose en el Top 3 junto con sus compañeras Cristina y Olivia. En su actuación final volvió a interpretar la canción con la que consiguió su plaza en la academia en la Gala 0, Hold the line, de Toto, haciendo gala de su brillante evolución y dejando claro que tiene futuro en la música.
Tras volver a abrir las votaciones, que pusieron de nuevo el marcador a cero, la gran favorita, la andaluza Cristina, se alzó con la victoria al acaparar un contundente 43,6 % de los votos. En segunda posición, con el 30,1 % de los votos, quedó Olivia, otra de las favoritas de la audiencia desde el principio.
Un concurso intachable vocalmente
Martín Yáñez Vaamonde, Tinho, cerró el círculo en la gala final de Operación Triunfo 2025 al elegir para la gala Lose Control de Teddy Swims, la canción con la que recibió primero la etiqueta por parte de Noemí Galera en Santiago de Compostela y que le hizo superar segunda fase compostelana con una interpretación que no tardó en destacar como una de las más comentadas y valoradas del proceso de selección. En la gala final volvió a clavarla, demostrando además su evolución vocal en sus tres meses en la academia.
La infalibilidad vocal del coruñés no es ya ninguna novedad. Tinho destacó desde la primera gala con una calidad y un gusto musical exquisitos. Como una de las voces más destacadas de la academia, demostró ya sus dotes en dúos con Laura Muñoz —con quien cantó Against All Odds, de Phil Collins— o con Judit —con quien interpretó Die with a Smile, de Lady Gaga y Bruno Mars—. Pero su primer salto a los anales de OT llegó en la gala siguiente, cuando él y su compañero Guillo bordaron con toda su intensidad sexi I Wanna Be Your Slave, de Maneskin, y donde el gallego demostró que estaba dispuesto a todo por el espectáculo.
Su primer tema en solitario tras la gala 0, Let's Dance, de David Bowie, supuso un reto por la expresión corporal, aunque volvió a clavarla a nivel vocal. Pero su cumbre llegó un par de galas después, con la espectacular Beautiful Things, de Benson Boone, que volvió a hacer, como había sucedido con la canción de la banda rock italiana, que el jurado se pusiese en pie para aplaudirlo. Con Tempestades de Sal, de Sés, demostró su capacidad para poner a saltar a un gran auditorio, y Palabra prohibida, de Samuraï, le valió el pase a la gran final dejando clara su sensibilidad y su talento para transmitir emociones con la voz.
Un revulsivo en la vida en directo de la academia
Si en el escenario su desempeño fue icónico, su camino dentro de la academia tampoco ha pasado desapercibido para nadie. En contraste con la prudencia y la mesura del resto de sus compañeros, su sarcástico humor y su sinceridad sin filtros le hicieron estar en el foco de los seguidores del programa casi a diario. El coruñés, que cumplió 22 años durante su paso por la academia, manifestó en todo momento que no tenía miedo de la cancelación en redes sociales, algo que provocaba pavor al resto de participantes. Y, de algún modo, a pesar de su constante irreverencia, logró salir indemne de los intentos de los más críticos con su figura. Gran conocedor del formato y con una gran intuición —que hizo que Noemí Galera sospechase que tenían información del exterior— Tinho era consciente de la descontextualización de los clips en redes sociales y, por ello, tomó la decisión de no cortarse en nada, ni en sus bromas ni en sus opiniones personales —que llegaron a enfadar al youtuber RickyEdit— o en sus reflexiones políticas, en las que demostró siempre una gran conciencia social.
Su elección de Tempestades de sal para la décima gala, con la que trajo de vuelta al gallego al escenario de Operación Triunfo, vino acompañada precisamente de toda una declaración de principios. Frente a la folklorización de las lenguas vernáculas de España, Tinho defendió, por contra, su pretensión reivindicativa. «Quería hablar de la cultura, de todos los años de represión que vivimos todas las zonas en las que hablamos otras lenguas en este país», le declaró a Chenoa en plena recibiendo la ovación del público en plató. «Quería algo que tuviese un mensaje y un significado que no fuese solo de "Ay, cómo me gusta Galicia"», indicó.
Su compromiso político y con los derechos humanos se demostró de nuevo cuando la comunicadora Inés Hernand fue a la academia para explicarles que, finalmente, España no iría a Eurovisión. Tinho entendió enseguida la razón, y antes de que la invitada terminase de desarrollar el asunto, defendió estar de acuerdo con la decisión de RTVE sin cortapisas ante la presencia de Israel. «Estoy muy orgulloso como español de esa noticia», exclamó después.
No fue tampoco ajeno a los conocidos como shippeos, las teóricas relaciones amorosas que surgen en la academia, siempre desde el punto de vista de los fans. En esto había muchos grupos divididos. Uno de ellos sigue teorizando con algo más que una amistad con Olivia, y otro ha incluido a Tinho en una relación con Lucía, cuya confianza máxima les valió más de una mala interpretación por parte de los usuarios en redes sociales. Noemí Galera llegó a llevárselos a los dos para una charla privada para advertirles de que a veces las cosas se veían de forma diferente a través de la pantalla. «Estoy flipando con las barbaridades que tengo que leer», lamentó.
Apenas un rato después, el mal trago de la noticia, la falta de comida en el cuerpo y una intensa clase de gimnasia provocó que Tinho se desmayara en directo, en lo que fue uno de los mayores sustos de la edición. Por suerte no hubo nada que lamentar. «Hemos llamado a la doctora, que ha venido enseguida y esto se ha solucionado comiéndose una tostada y chimpún, explicó Galera.
No fue el único bajón de Tinho en su paso por la academia de OT. La morriña, al estar tanto tiempo lejos de su casa, la incertidumbre en su futuro posconcurso y la intensidad del encierro de tres meses hicieron mella en él. Uno de estos malos momentos surgió justo antes de las firmas. Al gallego le tocó Valencia, el lugar más alejado de su A Coruña natal, por lo que suponía que su familia, novia y amigos no iban a poder estar allí para saludarlo. Aunque se puso en lo peor durante los días previos, por suerte, no fue así. Allí pudo volver a ver a sus seres queridos y abrazarse a ellos en un emotivo reencuentro.
En esa misma firma de discos, Tinho descubrió que, debido a su capacidad para decir todo lo que piensa sin filtros y su sentido del humor, era uno de los concursantes más valorados en términos de reality. «Cargas con el peso del directo», le dijeron muchos de los asistentes al evento organizado en Valencia.
Pero ese chute de energía duró poco. Los problemas en las cuerdas vocales ante la exigencia de todas sus actuaciones y el peso del encierro volvieron a afectarle cuando ya rozaba la final con la punta de los dedos. El gallego se llevó algunas de las peores notas en la valoración global de su concurso por parte del jurado, lo que acabó de hacer aflorar todas sus inseguridades. En una de sus últimas clases de baile urbano, Tinho se derrumbó. «No puedo ni mirarme al espejo; nunca me había pasado esto», dijo, entre lágrimas y sollozos, mientras sus compañeros intentaban consolarlo. Quedaba ahí la espina de esa valoración de Leire Martínez en la séptima gala, en la que le dijo que su parte de la actuación estaba bien para escucharla con los ojos cerrados.
Por suerte, Tinho acabó saltando a la gran final, tras superar la nominación contra Guillo Rist, completando así un concurso impecable que no ha dejado indiferente a nadie, y en el que el gallego ha demostrado, como casi ningún otro, su capacidad para clavar y dar el máximo en cada una de las actuaciones.