Los científicos han determinado que su esperanza de vida supera los 200 años, lo que las convierte en los mamíferos con una vida más larga
02 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Los inuit son probablemente los seres humanos que mejor conocen la ballena de Groenlandia. Instalados en el gélido ártico —viven en el norte de Canadá, Alaska, Siberia y la propia Groenlandia—, su subsistencia depende en buena medida de unos gigantes que pueden alcanzar los 18 metros de largo y superar las 80 toneladas de peso. Estas medidas las convierten en uno de los cetáceos más grandes del mundo, solo por detrás de la inmensa ballena azul y del rorcual común. Sin embargo, las Balaena mysticetus —su nombre científico— tienen una cualidad todavía más llamativa: una longevidad de récord. Los propios inuit aseguran que viven el equivalente a dos vidas humanas. Se quedan cortos. Los científicos han determinado que su esperanza de vida supera los 200 años, lo que las convierte en los mamíferos con una vida más larga.
Esta extraordinaria longevidad lleva tiempo intrigando a los biólogos, que tratan de descubrir cómo estos enormes animales han logrado esquivar enfermedades como el cáncer. Un trabajo publicado el pasado miércoles en la revista Nature indaga en la estrategia de las ballenas de Groenlandia para vivir dos siglos.
¿Qué estrategia siguen? La clave sería una proteína llamada Cirbp. «Promueve la reparación de los daños en el ADN y facilita también la adaptación al frío», explica Vera Gorbunova, codirectora del Centro de Investigación del Envejecimiento de la Universidad de Rochester y coautora de la investigación. En su trabajo, el equipo dirigido por el profesor Jan Vijg, de la Facultad de Medicina Albert Einstein, de Nueva York, investigó la probabilidad de que las células de ballena de Groenlandia mutaran a células cancerosas al aplicarles un estímulo oncogénico como la radiación ultravioleta. Vieron que, de hecho, necesitaron de menos mutaciones para volverse malignas que las células humanas. Sin embargo, tenían menos de estas alteraciones. En otras palabras, no es que no sufran mutaciones —de hecho, tienen más—, sino que son más capaces de repararlas. Es en este punto donde entra la proteína Cirbp. «Descubrimos que estas ballenas presentan una alta expresión en fibroblastos y tejidos», destacan. «Los seres humanos también la tenemos, pero producimos muy poca», asegura Gorbunova, considerada una de las mayores expertas del mundo en longevidad.