Su gravedad ejerce sobre la estrella un efecto de marea similar al de la Luna en la Tierra, controlando la intensidad de su actividad
13 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Una sincronización externa frena automáticamente la actividad solar. Es la conclusión a la que ha llegado un equipo de investigadores del laboratorio Helmholtz-Zentrum Dresden-Rossendorf, con sede en Dresde, Alemania. Los planetas, con sus fuerzas de marea combinadas, actúan como «marcapasos» para el astro rey, controlando la intensidad de su actividad y, por tanto, permitiendo la habitabilidad de la Tierra.
El Sol está alcanzando actualmente un nivel máximo de actividad que solo se observa cada 11 años, más o menos. Por eso, en la Tierra se ven últimamente tantas auroras boreales y se registran más tormentas solares de las habituales, lo que repercute en los satélites espaciales e incluso en la infraestructura tecnológica terrestre. Si se compara esta actividad con las de otras estrellas similares, las erupciones de radiación —incluso las más intensas— son, sin embargo, entre diez y cien veces más débiles. De este entorno relativamente tranquilo son responsables los planetas, sostienen los científicos alemanes: Venus, la Tierra y Júpiter concentran sus fuerzas de marea en el Sol y, mediante un complejo mecanismo físico, cada vez que lo hacen le dan un pequeño empujón a su imán interno. En combinación con el movimiento orbital en forma de roseta del esa gran estrella que nos da la vida, este impulso provoca fluctuaciones periódicas superpuestas de duración variable.
El Sol es más activo durante las intensidades de campo más altas. Es entonces cuando ocurren los eventos más intensos, con enormes tormentas geomagnéticas, como la ocurrida en 1859, la más potente registrada hasta ahora. A partir del 28 de agosto de aquel año, se observaron auroras boreales de Roma a La Habana, intensas cortinas de luz desde Maine hasta Florida, luces cobrizas en el norte de Colombia. Los altos voltajes dañaron las líneas telegráficas y provocaron numerosos incendios, tanto en Europa como en Norteamérica. Sin embargo, si el campo magnético solar permanece en intensidades de campo más bajas durante un período significativamente más largo, se reduce la probabilidad de eventos violentos. La gravedad de los planetas ejerce, por tanto, sobre el Sol un efecto de marea similar al de la Luna en la Tierra.