«Ay, si me dieran 50 reales por beso»

SOCIEDAD

Momento en el que Jenni Hermoso tiene el pie despegado del suelo
Momento en el que Jenni Hermoso tiene el pie despegado del suelo

Hay besos placenteros («la dulce boca que a gusto convida», escribió Góngora; y otros que salen caros, como ya sabe Rubiales. Los hay raciales («la española cuando besa...»); y de enamorados, que, según el estudio del que en su día dio cuenta La Voz, siempre se dan por la derecha. Hay muchos besos perdidos en nuestro archivo. Los hemos recuperado.

30 ago 2023 . Actualizado a las 11:45 h.

En el 2021, La Voz recogía una polémica extendida por las redes sociales con la petición de que se eliminase de la película de Blancanieves la escena del beso del príncipe, «porque no era consentido». Pasó el tiempo y las aguas se calmaron, pero el pico de Luis Rubiales a la futbolista Jenni Hermoso ha levantado una nueva tormenta alrededor de un beso, aunque en este caso la ficción de Disney haya dado paso a la realidad, con un guion en el que no faltan las acusaciones de acoso sexual, mentiras y abuso de poder. El asunto de los besos y sus consecuencias viene de lejos. Al menos, desde que empezamos a examinar los primeros números de La Voz. Vamos a nuestro archivo:

En mayo de 1885, el periódico relataba «la grave cuestión» que debía resolver un tribunal: «Un individuo de esta ciudad, que mientras jugaba a las cartas en una cervecería recibió el beso de una muchacha al servicio del establecimiento, se enfrenta ahora a la esposa del hombre, que ha decidido llevar a la fogosa joven ante la justicia con el fin de que los magistrados castiguen su osadía». Concluía La Voz: «El caso no puede ser más estupendo ni original». Pocas semanas más tarde, nuestro diario contaba que en Inglaterra se había producido la situación inversa: algunos pubs de Londres permitían que los clientes besasen la mano de la camarera tras ser servidos. Pero un atrevido —«el inocente Tenorio», lo calificaba la crónica fechada en Londres, decidió plantarle el ósculo en el rostro y se armó la marimorena. El hombre tuvo que pagar 50 reales de multa. El periodista reflexionaba: «Muchas pensarán: ¡ay, si me dieran 50 reales por cada beso tendría más dinero que un príncipe ruso!».

Una imagen de la cupletista Luisa de Bigné
Una imagen de la cupletista Luisa de Bigné lvg

No se sabe muy bien cuánto ganó la cupletista Luisa de Bigné, que en 1910 rifó un beso entre quienes comprasen una entrada para asistir en A Coruña a su actuación. El periódico contaba que un día antes las papeletas ya se despachaban en la reventa a cinco duros. «La primera tirada de tickets se ha agotado y no solo ha habido necesidad de duplicarla, sino de triplicarla», relataba La Voz, que recordaba que si el ganador no aparecía en cinco minutos se daría paso al siguiente afortunado. «Hay aproximación y que siempre toca», bromeaba el cronista. Por lo que se ve, la tal Bigné era una mujer muy codiciada que, si hubiera entrado en una encuesta como la publicada por el periódico en 1987, estaría en los primeros lugares de los deseos de los españoles. Según explicaba el periódico, las tres mujeres a quienes los españoles les gustaría besar eran, por este orden, Ana Obregón, Ana Belén y Estefanía de Mónaco. En el caso contrario eran Miguel Bosé y Julio Iglesias los deseados. En cambio, ninguna querría besar a Manuel Fraga. Pero ya se sabe que a veces algunas encuestas fallan, lo mismo que algunos estudios científicos. Como aquel que en 1920 detallaba jocosamente en nuestro diario Francisco Camba. Según un gabinete médico norteamericano, besar por la mañana era muy peligroso, por los microbios. «Al mediodía, el beso comienza a perder peligro», notificaba Camba, quien no desaprovechaba la ocasión para la humorada: «Tomen nota, y sobre todo, bésense por la noche».

A día de hoy, con determinados besos las bromas sobran.

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