Ramón Vázquez González, cesteiro tradicional: «Todo o artesán volve valorarse»

SOCIEDAD

PEPA LOSADA

Hay piezas de cestería que trascienden una vida. Se heredan. Y hay artesanos que a diario preservan la tradición. La trayectoria de Ramón Vázquez, en la «raia» gallego-asturiana junto al mar, es un ejemplo

13 jul 2022 . Actualizado a las 09:24 h.

Las de los cesteiros tradicionales son piezas de colección. De autor. Inspiradas en la naturaleza, son tendencia en el mundo de la decoración o del diseño de complementos. Lo sabe bien Ramón Vázquez González (San Acisclo-Foz, 1963) que ya ha dedicado 35 años de su vida a ejercer como cesteiro y como formador en Galicia y Asturias. Se inició de rapaz, cuando superó unos cursos que ofrecía la Xunta «para que non se perderan estes oficios». Aprendió de quienes habían nacido y crecido en la tradición de los viejos cesteiros de O Valadouro y descubrió que es un trabajo duro, pero bonito, al que se hay que entregar con cariño y paciencia y que exige formación continua. Reciclarse.

Concluida la formación inicial lo reclamaron para trabajar haciendo piezas. Llegaron también las proposiciones de la Xunta, la Diputación o los Concellos para impartir cursos de formación. Aceptó encargos, pero nunca dejó de aprender, de interesarse por nuevas técnicas o de profundizar en la historia del oficio: «Normalmente os cestos empézanse a facer polo fondo, pero hai zonas de Galicia nas que non... Cada maestro ten o seu estilo». El ser especialista en tradición le permite repasar que los egipcios «eran grandes maestros traballando o vimbio» e incluso menciona investigaciones francesas que documentaron el uso que los romanos les daban a los baúles de mimbre.

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«A cestería ten que seguir sempre. Non é un oficio difícil, haille que ter afección. Que fago un cesto mal, pois teño que volver e facelo. Ata que saia ben», sentencia Ramón Vázquez, conocido a un lado y a otro de la frontera galaico-asturiana por sus creaciones y por las clases que tras la pandemia tanto se vuelven a demandar. «Din nos centros sociais que os cursos de cestería serven como terapia», apunta el creador, con carta de artesano en Asturias. El mariñano, nacido y criado en San Acisclo, vive actualmente entre Castropol y Oviedo. Reitera que en su oficio es primordial la formación continua. Él lo hizo en su día en el Centro de Artesanía de Lugo y hoy continúa bebiendo de otras fuentes: «Quedamos poucos artesáns de toda a vida. Non sei que será do oficio, pero o que si está claro é que todo o artesán volve valorarse. Tamén a cestería. As marcas de prestixio empezaron a facer bolsos e complementos e a traballar na decoración con pezas artesás, e eso axuda a empuxar a cestería. Serven de gran escaparate».

Pero los nuevos tiempos también han llegado con atrancos: «Á cestería tradicional fíxolle moito dano a globalización, coa chegada de cestas de China e produtos de moi baixa calidade. Ademais, o plástico come moito mercado».

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Su especialidad son las piezas de mimbre y trabaja además con tiras de castaño. Aunque parte del material lo compra, también se abastece de una plantación de mimbre que tiene en una finca familiar ubicada en Foz: «Os nosos antepasados, os nosos avós, eran cesteiros, e tiñan mimbreiras nos prados. Esa é a nosa tradición». En su día a día también emplea médula de ratán, más dócil, que usa principalmente en talleres con niños y mayores.

Trayectoria

Lleva alrededor de 35 años dedicado a trabajar como cesteiro y como formador

La reflexión

«O que produciu con calidade tamén sobreviviu»