El Tribunal Supremo anula el derecho al aborto en Estados Unidos

Mercedes Gallego NUEVA YORK / COLPISA

SOCIEDAD

Protestas contra la derogación del aborto en Estados Unidos
Protestas contra la derogación del aborto en Estados Unidos ERIC LEE | EFE

La decisión deja el asunto en manos de los estados, que tendrían la libertad de penalizar o prohibir la interrupción voluntaria del embarazo a través de leyes propias

24 jun 2022 . Actualizado a las 23:35 h.

Los enemigos del aborto disfrutan ya de una victoria histórica en el país que presume de iluminar al mundo como faro de la democracia y los derechos civiles: «El aborto no es un derecho constitucional», determinó este viernes el Tribunal Supremo de Estados Unidos. Nada más derogar la sentencia que desde 1973 protegía el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo, 13 Estados norteamericanos que tenían aprobadas leyes «gatillo» para dispararse automáticamente en caso de anularse el aborto las activaron para dejar proscrito tal derecho en sus territorios. Tres ya han puesto su norma en vigor este mismo viernes: Kentucky, Luisiana y Dakota del Sur han prohibido la interrupción del embarazo. Parecía una escena apocalíptica que nadie se atrevía a creer, pese a que el borrador de la polémica sentencia se había filtrado el mes pasado. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó este viernes que «es un día triste» para el Tribunal Supremo y el país. «Tres jueces nombrados por un presidente, Donald Trump, están en el centro de esta decisión de acabar con la balanza de la justicia y eliminar un derecho fundamental de las mujeres en este país», dijo Biden en referencia a los magistrados Neil M. Gorsuch, Brett M. Kavanaugh y Amy Coney Barrett. Ellos forman parte de la mayoría conservadora de seis jueces que ha apoyado este cambio legal frente a los tres progresistas que han votado en contra. En total, al menos 36 millones de mujeres en edad reproductiva podrían perder el acceso al aborto según Planned Parenthood, que calificó la decisión de «devastadora»

El caso Roe contra Wade cambió la vida de las mujeres en Estados Unidos hace casi medio siglo. Desde aquella sentencia la mortalidad femenina cayó y los procedimientos para interrumpir los embarazos se volvieron más seguros que un parto. Además, las mujeres pudieron terminar sus estudios, hacerse independientes y competir con los hombres en todos los sectores. Aquello fue algo que incomodó a muchos, empezando por Donald Trump, el presidente que nombró la mayoría conservadora del Supremo. Además, llegó al poder precisamente con la promesa de volver «a los viejos tiempos».

«Roe fue indignante desde el principio», opina en su sentencia el juez Samuel Alito, en nombre de la mayoría conservadora de seis votos frente a tres que ha derogado la jurisprudencia de 1973. «Sus razonamientos eran extraordinariamente débiles y la decisión ha tenido consecuencias dañinas. Es hora de hacerle caso a la Constitución y devolver el tema del aborto a los representantes electos del pueblo» en los Estados, añadió ese magistrado.

El fallo considera que el precedente fue «ofensivamente incorrecto» y «chocaba» con la propia Constitución. Y añade que el otro fallo que ratificaba el derecho al aborto, Planned Parenthood contra Casey, en 1992, «perpetuaba» esos errores. Los tres jueces progresistas del Supremo votaron, como se esperaba, en contra de esta decisión. «Con pena para este tribunal, pero sobre todo para los millones de mujeres estadounidenses que han perdido hoy un derecho fundamental constitucional, disentimos», señalaron en la opinión contraria que han firmado conjuntamente Stephen Breyer, Sonia Sotomayor y Elena Kagan.

La Pontificia Academia para la Vida del Vaticano afirmó este viernes que la decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos que elimina la protección al derecho al aborto es una cuestión que «interpela al mundo entero» y que es necesario reabrir un debate sobre la protección de la vida en una sociedad. «El dictamen del Tribunal muestra cómo la cuestión del aborto sigue suscitando un acalorado debate. El hecho de que un gran país con una larga tradición democrática haya cambiado su posición sobre esta cuestión también interpela al mundo entero», afirmó la Pontificia Academia en una nota.

El matrimonio homosexual, cuestionado por un juez del Supremo

Además, un juez del Tribunal Supremo estadounidense, el conservador Clarence Thomas, defendió este viernes que se revisen en el futuro los precedentes legales protegidos por la doctrina del «debido proceso fundamental», lo que incluye el fallo que protege el derecho al matrimonio homosexual, informa la agencia Efe. Así lo señaló este viernes en una opinión separada coincidiendo con el fallo de la corte de eliminar la protección legal al aborto.

Thomas abogó por revisar en el futuro los precedentes basados en el «debido proceso fundamental», una doctrina del Derecho estadounidense que permite a los tribunales poner límites a la actividad legislativa cuando afecta a «la vida, la libertad o la propiedad». El magistrado hizo mención expresa de los fallos previos del Supremo que garantizan el acceso a anticonceptivos a parejas casadas (Griswold contra Connecticut) y el matrimonio homosexual (Obergefell contra Hodges). «Después de revocar estas decisiones probadamente erróneas, quedaría por resolver la cuestión de si hay otras provisiones constitucionales que protejan la miríada de derechos que nuestros casos de debido proceso fundamental han generado», escribió Thomas.

Aun así, el juez aseguró que la decisión de este viernes sobre el aborto no afecta otros fallos sobre casos, como el del matrimonio homosexual y los anticonceptivos. Sin embargo, su opinión establece claramente que todos estos casos deberían ser revisados porque se basan en la doctrina del debido proceso fundamental. Durante meses, desde que se filtró el borrador de la sentencia del Supremo sobre el aborto, varios activistas y políticos progresistas han alertado de que la decisión del alto tribunal establece un peligroso precedente que podría afectar a otros derechos.