El virus acaba de entrar en esta residencia. En dos años no lo hizo. Pero en días pasados tuvieron un pequeño brote de unos 12 usuarios, todos leves. La primera fue María Teresa Otero Sánchez, que nació a cien metros de la residencia y vivió toda su vida a otros cien metros. Explica que tuvo el coronavirus «cuando no era famoso» y meses después, en noviembre del 2020, decidió venir a este centro. Carmen Suárez, de A Baña, lleva cinco años viviendo aquí. Nunca tuvo miedo, ni ella ni ninguno de los otros usuarios. Es curioso, pero estos mayores no experimentaron nunca el temor al virus. «Yo no tuve ninguno. De hecho, ahora cuando me descubrieron el covid me llevé una sorpresa», explica Teresa.
Celso se levanta a las siete de la mañana. Pero, cuando se le pregunta por semejante madrugón, se sorprende, «na emigración erguíame ás cinco». Insiste en que miedo, «nunca». Con el confinamiento, cuando no se podía salir de casa, cogía un carro de la compra, metía un repollo y pan y se iba a pasear. «Se me paraban dicía, veño de comprar», apunta este ourensano del barrio de O Couto.