El «edadismo», el peor enemigo de las personas mayores

Miguel Ángel Vázquez ANIVERSARIOCOVID

SOCIEDAD

Usuarios y trabajadores de una residencia gallega, en una foto de archivo
Usuarios y trabajadores de una residencia gallega, en una foto de archivo M.MORALEJO

13 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

En España saltaron las alarmas por las consecuencias que traería la pandemia en marzo del 2020. En esa fecha, desde la Sociedade Galega de Xerontoloxía e Xeriatría alertamos de la gravedad de la situación y aconsejamos las medidas que se debían tomar: aislamiento urgente de casos positivos, uso de equipos EPI para evitar contagios y cribados de PCR semanales, tanto al personal como a los residentes. Los datos que circulaban en ese momento informaban de la letalidad que la enfermedad causaba en las personas mayores. Y así fue. Las cifras hablan por sí solas. Según los registros del Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria del Instituto de Salud Carlos III, a finales de diciembre del 2020 había 93.000 muertos por coronavirus, 63.000 en residencias. Pero lo peor es que a día de hoy sigue causando muertes.

Es cierto que sí se tomaron algunas medidas en los primeros meses de la pandemia, como la creación de los centros intermedios integrados, el de Baños de Molgas y el de Santiago, y alguna que otra tímida decisión... pero no fue suficiente. Tras dos años de pandemia la pregunta es: ¿Qué lecciones aprendimos? Desde mi punto de vista hemos recibido tres enseñanzas vitales. En primer lugar, que el modelo residencial no influye en los contagios. Lógicamente, si los centros son más pequeños morirán menos personas. Pero no nos engañemos, las muertes no tienen que ver con un modelo residencial determinado, sino con la intervención sanitaria. No se adoptaron las medidas epidemiológicas y preventivas de aislamiento recomendadas y esa ausencia fue la causante de tantos fallecidos. En segundo lugar, el edadismo mata más que la hipertensión y el colesterol. Es el mayor enemigo que tienen las personas mayores. En tercer lugar, el bloqueo de la atención sanitaria es una discriminación letal para las personas frágiles y vulnerables, es la máxima expresión de ese edadismo con el que convivimos. Por eso mi pregunta es: ¿realmente aprendimos alguna lección? Quiero pensar que esta crisis ha sacudido conciencias, motivándonos a trabajar por mejorar el presente de las personas mayores, un presente que será nuestro futuro. No podemos olvidar que todos vamos a envejecer, mejor o peor, pero todos envejeceremos. Tratemos a los mayores como sujetos de pleno derecho, con respeto y agradecimiento. Mirémonos en ellos porque su reflejo nos mostrará quienes seremos.

Miguel Ángel Vázquez es presidente de la Sociedade Galega de Xerontoloxía e Xeriatría