Las novedades en el casting de «MasterChef» para una edición especial

b. pallas REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Casi 5.000 gallegos se presentaron el pasado año para entrar como concursantes

10 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

MasterChef ya supera las 25 ediciones en España, sumando sus múltiples versiones. Este lunes añade una nueva con el segundo MasterChef abuelos, que contará con dos concursantes gallegos. En este año 2022, el programa de cocina llegará a la décima edición del formato original, el que tiene como protagonistas a concursantes anónimos con una pasión oculta por la cocina. Coincidiendo con esta cifra redonda, el espacio proyecta introducir distintas novedades y la primera de ellas empieza por la selección de participantes. Bajo el lema «en MasterChef 10 eliges tú», quieren sacar a la luz «a las personas que no se habían planteado presentarse a MasterChef pero en cuyas vidas la cocina está presente de una manera especial», afirma Esther González, directora de casting del programa. «En el 10 tenemos que dar la doble campanada», subraya. Por ello llevan un tiempo animando a quienes conocen a personas con una pasión culinaria oculta a que los propongan como candidatos o los etiqueten en las redes sociales.

Asegura Esther González que para ir al programa es suficiente con saber cocinar. «Intentamos amplificar la llamada lo más posible, porque no buscamos nada, sino que encontramos. Cuanta más gente se apunte mejor será la selección que queremos hacer. En el terreno de la cocina no hay unos conocimientos fijos que demos por sentado. Intentamos medir cuál es la afición y la pasión, tengan la profesión que tengan».

Cada año se presentan más personas a la selección. Casi 5.000 gallegos aspiraron a hacer las pruebas el pasado año. «Hay gente muy perseverante que se apunta año tras año», afirma la responsable de casting. Pero también les interesa «la savia nueva que nunca se ha presentado».

Además de la pericia en la cocina, en el proceso de selección se ponen a prueba las ganas de aprender y competir, sin olvidar las posibilidades para dar juego en la pantalla. «No estamos haciendo exclusivamente un certamen de los mejores platos del pueblo, estamos haciendo un programa de entretenimiento televisivo en horario de máxima audiencia. Hay que combinarlo todo. No habríamos sumado tantas ediciones si no hubiéramos encontrado concursantes que estuvieran locos por la cocina y ofrecieran, al mismo tiempo, un valor televisivo que haga que te quedes pegado a la pantalla viendo sus reacciones. Nos tienen que entretener al tiempo que luchan por ganar», indica.

Iván, finalista gallego de MasterChef 8, recuerda que llegó al concurso porque su pareja lo apuntó sin avisarle. «Nunca me había planteado entrar en la televisión, pero las ganas de aprender sobre cocina eran absolutas», explica este entrenador personal a quien el programa le cambió la vida. «Yo trabajaba en una sala de entrenamiento personal y me fui a un programa pidiendo una excedencia. El programa coincidió con la pandemia y cuando salí estaba todo parado. Entonces empecé a trabajar en temas de cocina y dividí mi trabajo entre mi cartera de clientes de entrenamiento personal y empecé a ocupar horas para otro tipo de tareas relacionadas con la cocina. A mí me cambió mucho la vida. De hecho no tenía redes sociales y ahora tengo redes sociales», explica.

Desde su experiencia por la misión superada, muchos le piden consejos para conseguir llegar al programa. «Siempre les digo que sean ellos mismos. En mi opinión lo que valoran es ese punto original de gente vinculada a la cocina y con ganas de aprender, abierta a una experiencia». Explica que hay algunas cosas que se deben tener en cuenta. «No vas a tener teléfono móvil, vas a estar tres meses y pico encerrado en el mejor de los casos si llegas a la final, no vas a tener contacto con la familia,...» Por eso, asegura: «Creo que buscan a gente que esté motivada, que tenga ganas de cocinar y ese toque original en su personalidad».

Uno de los grandes desafíos al que se enfrentan los elegidos es aprender a desenvolverse en un enorme plató. «Al principio entras como neófito de la televisión en mi caso, y te metes en un plató enorme con un montón de cámaras y tres tíos que llevan un montón de años en la tele. Y tú estás solo, con gente nueva a tu alrededor que son compañeros pero también rivales».

Afirma Iván que a él, con su carácter jovial y extrovertido, lo que más le costaba al principio era sonreír. «La tensión, el haber pedido una excedencia en mi trabajo eran un peso enorme. Pero no era seriedad, era responsabilidad. En el cuarto o quinto programa ya empiezo a sonreír y me cambia hasta el perfil», reconoce.

Echando la vista atrás, asegura que «a todo el mundo le vendría bien una experiencia como MasterChef». «Aprendes mil cosas y no solo de cocina. Aprendes relaciones humanas, a hablar, a gestionar la tensión... Es una experiencia dura, pero tu mente se abre y sales con un bagaje que no tenías. Es como hacer una minicarrera muy rápido», subraya.