No la conozco personalmente, pero a través de la pantalla me parece que es una de las personas con mejor encaje que hay al otro lado. En este mundo de egos en el que se mueve, no todos anunciarían como hizo ella que dejaba de ser titular (presentadora de MHYV), después de que la relevaran de Viva la vida, para sentarse en el banquillo, asumiendo que eran las reglas del juego del equipo en el que militaba, Telecinco. Prometió entrenar muchísimo y tener buena actitud. Lo primero, poca falta le hacía, sigue siendo una de las primeras figuras de Canal Sur y Telemadrid. Y lo segundo, no siempre es tarea sencilla. Pero ahí estaba ella, corriendo cerca del juez de línea, para ser la primera en escuchar el pitido que la haría saltar de nuevo. Era una sustitución, había que cubrir las vacaciones de la presentadora titular del programa que ella misma echó a andar, pero ni hasta en eso le pudo el orgullo. Se sentó de nuevo, como ya hizo el año pasado, en ese saloncito con la misma ilusión de la primera vez. Para muchos espectadores es la favorita, y eso se ha visto reflejado en las audiencias. Quizás por eso, y por su lealtad, la cadena ha decidido premiarla con el prime time. Sí, porque por fin los que mandan están empezando a captar que no todo vale en agosto. Este fin de semana Telecinco decidió pasar de los refritos del Deluxe para emitir una versión nocturna de Viva la vida, Viva el verano. El formato no destacó precisamente por su originalidad, pero parece un gesto de respeto a los espectadores.