La atención primaria afrontó la eclosión de la pandemia sin material

Sara Carreira Piñeiro
Sara Carreira REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Los sanitarios del centro de salud San Pablo de Zaragoza hicieron ayer un pequeño homenaje en honor a un compañero muerto por Covid-19, el médico José Luis San Martín Izcue, fallecido a los 55 años. Es el 15.º médico de primaria en morir del total de 24 facultativos (y 31 sanitarios)
Los sanitarios del centro de salud San Pablo de Zaragoza hicieron ayer un pequeño homenaje en honor a un compañero muerto por Covid-19, el médico José Luis San Martín Izcue, fallecido a los 55 años. Es el 15.º médico de primaria en morir del total de 24 facultativos (y 31 sanitarios) Fabián Simón

Solo el 15% tenía mascarillas para protegerse y termómetros sin contacto

14 abr 2020 . Actualizado a las 16:54 h.

La atención primaria afrontó las primeras semanas de contagios del coronavirus con información y protocolos pero poco material. Una encuesta realizada por la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) entre el 11 y 14 de marzo (justo antes del estado de alarma) revela que solo el 15% de los sanitarios tenían mascarillas que les protegían de un contagio y termómetros sin contacto para atender a los pacientes. Y solo el 60% de los enfermos con síntomas del COVID-19 tenían mascarillas quirúrgicas, necesarias para evitar infectar a los demás.

Un análisis de la cifras que baraja la encuesta explica por qué hay 25.000 sanitarios contagiados en España y por qué el 62% de los médicos muertos durante esta pandemia (el último, ayer uno en Zaragoza) trabajaban en centros de salud. Los facultativos (el 80% de los 1.330 profesionales que respondieron a la encuesta) habían leído información sobre el COVID-19 publicada por el ministerio, sus gerencias y las sociedades científicas, pero les faltaban medios: el 84% no tenía batas de alta protección y pantallas o gafas; en el 87% de los centros no había un baño para pacientes con síntomas; en el 67% la zona de atención a sospechosos carecía de plásticos desechables; la mitad de los encuestados no tenían hidrogeles y el 60% carecían de contenedores específicos para los residuos. Algo menos, un 36%, eran los que no tenían una zona separada para la atención de casos sospechosos y un 30% carecía de guantes.

El 72% tenía protocolo de actuación pero el 37% no podía seguirlo por falta de material

Lo que no faltó ni siquiera en las primeras semanas fue información. Prácticamente todos los encuestados se leyeron los procedimientos que mandaba el Ministerio de Sanidad y la mitad tenía formación con su gerencia (la otra mitad, no), además de recibir información de los colegas (26%) o incluso de WhatsApp (18%). En tres de cada cuatro centros había un protocolo de actuación y el 55% adoptaba las medidas necesarias, pero había un 41% que no tenía material para protegerse a sí mismo y a un 37% le faltaban recursos físicos para proteger a los pacientes.

«Se necesitan refuerzos en sanidad, tenemos mucho estrés acumulado desde meses anteriores»

Si carecían de medidas de protección básicas, las complementarias para el funcionamiento interno con seguridad tampoco estaban disponibles para todos, incluso porque ni siquiera sabían que las había. Eso ocurría por ejemplo con el personal específico para recoger las muestras de pacientes sospechosos de COVID-19: solo 1 de cada 3 encuestados reconocía disponer de este personal, mientras que el 42% carecía de él y hasta un 22% no sabía si lo tenían o no.

En el 77% de los casos en los que el profesional ha sido caso sospechoso, el propio profesional manifestaba que no se ha seguido el protocolo; y más de la mitad gestionó su baja sanitaria como enfermedad común y el 28% como enfermedad profesional.

Solo el 1,5% se veía totalmente seguro: «No estamos preparados»

Las condiciones subjetivas de seguridad en la semana del 11 de marzo estaban en consonancia con las fotografía que dibuja la encuesta: solo el 1,5% decía que era sobresaliente y para el 58% merecía un suspenso. Todo ello disparaba el nivel de preocupación, que superaba el 7 sobre 10 para las terceras cuartas partes del personal de primaria.

«No hay mascarillas ni equipos para todos, ya veremos si hay plazas de uci después»

En la encuesta de la SEMG se incorporan veinticinco páginas de comentarios que dejaron los consultados, y la práctica totalidad van en la misma línea: «No estamos preparados. Por mucho que digan nuestros políticos». Era el sentir general: «No hay medios, un solo EPI para diez médicos, no hay mascarillas, los pacientes vienen mezclados y solo puedo discriminar cuando entran en la consulta». «Solo tengo 10 mascarillas quirúrgicas y un traje de EPI caducado». «Se necesitan refuerzos en sanidad, tenemos mucho estrés acumulado desde meses anteriores por falta de personal, y con esta epidemia ya estamos al límite de nuestra capacidad de concentración y trabajo». «No hay mascarillas quirúrgicas ni equipos para todos, ya veremos si hay plazas de uci después». «Hay cartelería, pero los pacientes ni la leen ni siguen sus indicaciones». «No me parece ético que al principio los protocolos insistan que usemos mascarillas FFP2 y FFP3 y ahora pauten mascarillas quirúrgicas a los profesionales que valoren casos probables COVID, nos sentimos desprotegidos». «Ejerzo en la privada; a nadie le importa un pimiento lo que hago en esta crisis».

Solo uno de cada tres sabía ponerse un EPI y el 10% reconocía lavarse mal las manos

La encuesta de la Sociedad Española de Medicina General y Familiar indica que la preparación de los médicos, enfermeros y personal de atención primaria no era mala, pero tampoco excelente. Por ejemplo, solo el 29% sabía ponerse correctamente un equipo de protección individual (EPI) y el 27% reconocía que no lo hacía bien; pero hasta un 44% admitía en la encuesta que sabiendo algo del procedimiento, no sabía seguir todos los pasos para estar realmente protegido.

Más sorprendente es el lavado correcto de manos, una práctica que las sociedades médicas llevan pidiendo años (fue una de las recomendaciones más repetidas en el 2009 con la gripe A). El 87% sabía lavarse perfectamente las manos, pero había un 10% que asumía no saber hacerlo tan bien como hubiera debido.

Al 42%, la gerencia no les dijo cómo hacer para tratar a un enfermo en casa

A principios de marzo, salidas a los domicilios eran unos de los momentos más peligrosos a juicio de los médicos y enfermeros de primaria. El 60% de los encuestados no tenía personal sanitario específico para esa misión —en algunos centros recibían personal de los hospitales— y uno de cada cuatro no sabía si en su servicio había alguien de estas características. Es decir, solo el 6% sabía que en su centro había profesionales específicos.

En una mayoría de centros, la propia gerencia había informado a los sanitarios de cómo proceder en el domicilio de los pacientes sospechosos o confirmados con COVID-19, pero había un 42% de encuestados que aseguraban carecer de esa información. De hecho, uno de cada tres no sabía siquiera muy bien qué hacer ante un caso sospechoso en la consulta (el 61% sí lo sabía).

¿Comité de expertos?

Tampoco había un conocimiento grande sobre otra información complementaria: más de la mitad ignoraba si en su comunidad había un comité científicos, que solo una tercera parte reconocía que sí existía en su territorio.