Los profesores del conservatorio de Culleredo también han encontrado un importante apoyo logístico en los padres, especialmente los matriculados en primer curso de instrumento. «A la hora de afinar necesitamos la ayuda de los padres, y nos lleva un buen rato explicar cómo deben tensar una cuerda, por ejemplo, en el caso de un violín», explica Marcos Seoane, quien acumula ya dos décadas en este centro cullerdense. El reto de mantener la enseñanza a los alumnos -«esto no sustituye a las clases, que ya veremos cuándo se retoman»-, la he demostrado que todos los estudiantes están muy motivados para mantener el ritmo en sus conocimientos musicales.
El confinamiento se le hace complicado, como a todos, desde su casa de A Coruña, en la calle Orillamar. Pero las clases son también una válvula de escape. Y alguna sorpresa que se ha encontrado y que comparte con los lectores de La Voz: «La página web de la Filarmónica de Berlín, que es de pago, ha abierto este mes sus conciertos grabados para los amantes de la música. Lo estoy disfrutando como un enano».