Tamara, Isabel y Mario

SOCIEDAD

Raul Tejedor | TVE

01 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Alas once de la noche registró la final de MasterChef Celebrity su minuto de oro. Andaban todavía los finalistas metidos en faena con la primera prueba y la gente no había empezado aún a claudicar y emprender su fuga progresiva hacia la cama. Pero el momento más radiante del programa no llegaría hasta bien pasada la medianoche. No fue tan solo por ese vibrante duelo final que cierra cada edición con la lluvia de confeti sobre el vencedor. Esta vez, la presencia de Tamara Falcó en la competición incluía el bonus track de meter a su madre, Isabel Preysler, y a Mario Vargas Llosa en sus famosas cocinas. Fue un momento histórico de la televisión. Nadie podía haber imaginado que los vería a ambos compartiendo plano y hablando de cuestiones domésticas como el pollo que les preparó la concursante o exclamando, con elegancia contenida, «¡hemos ganado!». Por esa Isabel preocupada por oler después a comida debido a los efluvios que manaban de las sartenes, bromeando con que no se acordaba con cuál de sus maridos se había casado en el pueblo de Pepe Rodríguez o llamando yerno a Jordi Cruz. O ese momento en que se inclinó con grácil majestad a felicitar a los padres del contrincante de su hija. 

El finísimo olfato del programa para elaborar un reparto de personajes atractivo y eficiente ha puesto alto su listón, más MasterChef VIP que nunca.