La oficina que gestiona la contabilidad del llamado Sovereign Grant, que financia los gastos oficiales derivados de la residencia de la reina, reveló que la monarquía costó este año fiscal al contribuyente 67 millones de libras (74 millones de euros), un incremento de casi 20 millones de libras (22 millones de euros) frente al periodo anterior.
En relación a las tareas realizadas en Frogmore Cottage, un edificio del siglo XIX, Michael Stevens, responsable de las cuentas de la monarquía, dijo que allí «no se habían llevado a cabo reformas durante algunos años y había sido seleccionada para ser renovada» con el objetivo de «mantener la condición de palacio real estatal ocupado». Stevens aclaró que «sustancialmente, todos los muebles y arreglos» han sido sufragados por los duques.