James Hendler: «Hace falta un código ético para que la web crezca como una fuerza del bien»
SOCIEDAD
Este investigador de Nueva York, estrecho colaborador de Tim Berners-Lee, reivindica una red más libre y accesible
15 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Corría el año 1989 cuando Tim Berners-Lee, investigador británico del CERN, describió en un informe el protocolo para la transferencia de hipertextos, lo que un año después se convertiría en la World Wide Web. Nacía así la web y, desde entonces, cada 12 marzo se conmemora su invención, aunque la efemérides no se ajusta del todo a la realidad. «Berners-Lee no se acordaba de la fecha exacta en la que presentó su informe, así que eligió el 12 de marzo porque era el cumpleaños de su madre», desvelaba ayer James Hendler (Nueva York, 1957) en el campus de Ferrol. Este investigador del Instituto Politécnico Rensselaer, experto en inteligencia artificial y estrecho colaborador del considerado como «padre de la web», visita estos días Galicia para participar en las XXIV Jornadas de Filosofía y Metodología de la Ciencia de la UDC, organizadas por el catedrático Wenceslao González,que en esta edición abordan la relación entre ciencia e Internet.
-En su treinta aniversario, la web todavía se confunde a menudo con Internet.
-Para entender la diferencia, yo siempre uso una analogía muy sencilla. En una casa, por ejemplo, el sistema eléctrico sería Internet, mientras que la bombilla que nos da luz sería la web. Internet es la conexión entre máquinas, entre ordenadores, mientras que la web es lo que hace posible la comunicación entre personas. Nosotros somos la web.
-En estos años la web ha mejorado la comunicación entre personas y nos ha hecho la vida más fácil, pero también nos ha restado privacidad y ha facilitado la obtención de datos con fines políticos o económicos. ¿La web está controlando nuestras vidas?
-En parte sí y en parte no. Yo diría que puede hacerlo. Hay grandes compañías que quieren estar en la Red para obtener información sobre nosotros con el objetivo de hacer dinero y también partidos políticos que usan esos datos para manipular el voto. Lo bueno es que la gente está empezando a ser consciente de que hay un lado bueno y un lado malo en Internet.
-¿Cómo podemos evitar ese tipo de control?
-Cuando la tecnología se puede utilizar tanto para el bien como el mal, como individuos y como sociedad debemos demandar a los políticos que se tomen medidas para conseguir que esa tecnología se desarrolle en la buena dirección. Por eso hace falta un código ético que permita que la web crezca como una fuerza del bien. En el caso de la televisión, por ejemplo, ya hemos desarrollado leyes y normas sobre lo que debe o no ver un niño o lo que se puede o no mostrar en un anuncio. Tenemos ya poder para controlar esas cuestiones, pero eso es algo que todavía está pendiente de hacer en la web. Poco a poco se está empezando a regular, pero el carácter global de Internet lo hace más difícil.
-Usted reivindica la importancia de una «ciencia de la web» para entender el impacto que su uso puede tener en nuestras vidas.
-La gente tiene que entender la web de la misma manera que ahora entendemos el funcionamiento de un coche, la televisión y otras muchas cosas que han cambiado nuestra manera de vivir en el mundo. El problema es que la web está cambiando tan rápido que esto se hace muy difícil y por eso debemos estudiar e investigar más sobre este tema. De ahí la importancia de impulsar la ciencia de la web.
-Al hablar del futuro de la web, usted plantea dos escenarios posibles: uno distópico, en el que las tendencias negativas tomarán el control, y otro positivo, en el que una mayor regulación hará posible una web más libre y accesible. ¿Por cuál de ellos se inclina más?
-No me considero optimista ni pesimista, sino pragmático. Por eso pienso que lo más probable es que la web se situará en el futuro en un lugar intermedio entre esos dos escenarios.
-¿Cuáles han sido los principales logros de la web?
-Me llevaría horas responder esta pregunta, pero yo diría que lo mejor es que ha puesto en contacto a gente que de otra forma jamás habría llegado a conocerse en persona. Para la comunicación ha sido lo que el avión para el transporte.
-¿Sigue siendo fan de la web?
-A pesar de su lado malo, sigo siendo muy fan, sí, aunque creo que debemos trabajar duro para mantener y potenciar las cosas buenas de la web.