Caroco que estaba prácticamente hueco en el tronco, que era el refugio favorito de los más pequeños en sus juegos, resistió otros envites y no se contagió de la enfermedad que secó a sus hermanos, pero no soportó el peso de la nieve a destiempo. El árbol fue capaz de aguantar a los largo de varios siglos otras nevadas más intensas, pero no con todas sus hojas todavía sin caer.
Cuando se derrita la nieve y puedan evaluar los daños se sabrá si el árbol está en condiciones de salir de la uci, o si tendrá que desaparecer del entorno.