«Ser abuela es un placer»

SOCIEDAD

La presidenta del Consello Económico e Social asegura que en lo que es buena es en la gestión

06 abr 2018 . Actualizado a las 17:12 h.

Corina Porro (Ferrol, 1953), siempre rubia, radiante y atractiva, me recibe en su luminoso despacho del CES, en un edificio noble de la vieja Compostela. Ella empieza la entrevista antes de que yo empiece a preguntar. Pues adelante.

-Yo me casé muy joven.

-¿Cómo de joven?

-Como nos casábamos en Ferrol, con 19 años. Y no fui la primera de mis amigas en contraer matrimonio. Así me fue, fatal. Luego estudié en Santiago y me fui a Barcelona, y después a Madrid.

-¿Mejor Madrid o Barcelona?

-Yo a Madrid me fui encantada porque pensaba que estaba más cerca de Galicia y, sin embargo, me encantó Barcelona. Y después me vine a vivir a Vigo, a mi Vigo del alma.

-¿Por qué Vigo?

-Porque entonces era donde estaba el trabajo. Era enfermera de hemodiálisis. Más tarde hice unas oposiciones a la Xunta y empecé a meterme en el mundo social, hasta que di el salto mortal a la política.

-Sería salto, pero no mortal.

-No, no fue mortal en absoluto. Y lo digo así porque, para los que nos hemos dedicado a la política, son malos momentos, que pasas hasta vergüenza. Incluso con zancadillas y situaciones complicadas, tengo que decir que estoy encantada de haber tenido la oportunidad de dedicarme a un servicio público y haber sido un poco de todo: concejala, directora xeral de la Xunta, diputada autonómica, conselleira, alcaldesa, vicepresidenta de la Diputación, estuve en el puerto y fui senadora también. Después de toda esa trayectoria, voy al súper, con mi carro, y todo el mundo es cariñoso, respetuoso. Así que misión cumplida.

-Y ahora en el Consello Económico e Social. ¿Qué tal?

-Pues muy bien. No sabía si me iba a adaptar, porque a mí me gusta mucho el contacto con la gente, pero llegué a un momento que, por razones personales, necesité tiempo. Y estar aquí ha funcionado muy bien. El CES es el gran desconocido, aunque yo creo que ya algo menos. Queremos abrirnos mucho a la sociedad.

-¿Echa de menos la política?

-A mí lo que me gusta es la gestión. Y creo que es en lo que soy buena. Aquí es donde menos gestiono. En el mundo social estuve muy bien, porque es especial... Y como alcaldesa de mi ciudad, también. Me querían... y me quieren. Yo tengo mucha facilidad para adaptarme y ahora me quiero jubilar aquí.

-En algún momento se dijo que cobra usted más que el presidente de la Xunta. ¿Cobra usted mucho, o cobra poco el presidente?

-Eso fue un error que hizo que me quedara perpleja. El presidente cobra más que yo. Y tengo que decir que, con la cantidad de horas que echa y la responsabilidad que asume, quizás el presidente no recibe el sueldo que le correspondería.

-Ahora que viaja todos los días a Santiago, cruzará mucho el puente de Rande. ¿Le da vértigo el nuevo carril?

-No tengo que cruzarlo, porque vivo antes. Pero no, no me da vértigo. Y además una de mis pasiones es el mar. Me entusiasma.

-Dicen que está muy feliz ejerciendo de abuela.

-Ser abuela es un placer. Una de las cosas maravillosas que tiene el cumplir años. Yo tengo tres y se establece una relación mágica. Fíjese que se me pone un nudo en la garganta cuando hablo de ellas. Yo fui una madre dura y exigente, porque tenía que serlo. Ahora solo doy mimos.

-¿Cómo era usted de niña?

-De aspecto dulce. Parecía que no mataba una mosca, pero era muy inquieta. Me escapaba por la ventana para ir a las fiestas. Mire, como no tenía bicicleta, negociaba con una amiga que sí la tenía: la invitaba a mi casa, porque le gustaba mi hermano, a cambio de que me dejara la bici, ja, ja.

-¿Qué hace cuando no trabaja?

-Yo disfruto mucho en mi casa. Me encanta el jardín, todo lo que tenga que ver con la naturaleza, con música de fondo. Y navegar.

-¿Sí? ¿Tiene el título de patrona?

-Por supuesto, tengo mi título y navego. También me gusta jugar al golf, aunque lo he dejado un poco. Otra de mis pasiones es el Camino de Santiago. He hecho tres. Con mis hijos.

-¿Siente la mística?

-Yo soy creyente, pero el Camino es algo especial. Se lo recomiendo a cualquiera. Allí somos todos iguales. Te das cuenta de lo poco que se necesita para vivir.

-¿Cocina?

-Sí, muy bien.

-Defínase en pocas palabras.

-Soy optimista, alegre y me molesta la frivolidad.

-¿A quién le acepta una invitación a cenar: a Pablo Iglesias, a Melendi, a Cristiano Ronaldo o a Abel Caballero?

-Uno de ellos me invitó de verdad. No le contesté, pero con la cara se lo dije todo. Quizás a Melendi.

-Una sola canción.

-A mi manera. En cualquier versión.

-¿Qué es lo más importante en la vida?

-La bondad. Ser buenos.