En virtud del «hitzefrei», las escuelas alemanas pueden dar el día libre a sus alumnos
30 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Falta un cuarto de hora para las 11, la primera pausa de la mañana. Una multitud sale corriendo al patio, capitaneada por uno de los niños más espabilados de la clase. El objetivo: hacerse con el termómetro que cuelga de la pared y mide la temperatura máxima a la sombra. Saben que a partir de 25 grados, al profesor no le quedará más remedio que darles el día libre. Las escenas como esta se repetían a menudo en las escuelas alemanas de Schleswig-Holstein, en el norte del país, hasta 1998, en virtud de una orden ministerial llamada hitzefrei, cuya traducción significa «sin calor». De origen desconocido, aunque muchos se la atribuyen al pediatra del siglo XIX Adolf Baginsky, la normativa establece el derecho a perder o reducir jornadas lectivas y laborales debido a temperaturas elevadas.
La norma se aplica de forma distinta en cada estado federado a partir de los 25 grados Sin embargo, actualmente no existe una ley alemana del hitzefrei como tal, sino que se aplica de forma distinta según el estado federado. Por ejemplo, en Renania del Norte-Westfalia, la región más poblada del país, para que entre en vigor los termómetros deben superar los 27 grados. No obstante, la decisión final quedará siempre en manos de los directores de los centros educativos, que tienen en cuenta el diseño de su edificio. «Tener 27 grados en un colegio con ventanas de cristal y el sol pegando de frente resulta insoportable, mientras que otro más antiguo con gruesos muros de hormigón garantiza siempre el fresco», explica una portavoz del ministerio de Educación de Baviera.
Asimismo la constitución de los alumnos desempeña un papel importante. Por eso, los estados federados de Baja Sajonia y Renania del Norte-Westfalia no permiten el hitzefrei en los cursos de bachillerato. «Esos estudiantes pueden prestar atención por sí solos a si deben ingerir más líquido o a cuánto tiempo deben estar al sol», argumentan las autoridades regionales. De ahí han nacido extravagantes peticiones. Como la de los adolescentes del último año del instituto Humboldt de Bonn, que hace unas semanas iniciaron una campaña on-line para protestar por lo que consideran una discriminación. Su demanda cuenta con más de 12.000 firmas. Con todo, el ministerio de Educación competente insiste en que, «al igual que ocurre en los centros de formación dual y profesional, deben prepararse para la vida laboral».
También en el trabajo
Y es que, en la práctica, el hitzefrei no existe en el trabajo, ya que la mayoría de los despachos están equipados con aire acondicionado. La ley dicta que, cuando en el interior de un edificio se miden entre 26 y 35 grados, la empresa debe relajar el código de vestimenta, repartir agua gratis a sus empleados o modificar la jornada para evitar las horas más calurosas. Eso sí, si un colegio ha decidido suspender las clases por el calor, la compañía también está obligada a dar el día libre sin sueldo a sus trabajadores con hijos. Algo que, por suerte, cada vez se da menos. Primero debido a que muchas escuelas de primaria ofrecen ya servicios de jornada completa, mediante los que se comprometen a cuidar de los niños hasta la hora en que sus padres salen de trabajar, pase lo que pase.
Pero, sobre todo, porque los colegios buscan alternativas al hitzefrei, como pueden ser reducir las horas lectivas, que pasan de 45 minutos a 30, impartir las clases en el patio o incluso salir con los niños a la piscina o al campo. «Todos seguimos trabajando y es mejor, tanto para los padres como para los profesores y alumnos», asegura satisfecha la directora de la escuela Montessori de Bad Tölz Annette Weber.
En Alemania, los alumnos aún acaban de coger las vacaciones de verano. Las empezaron el jueves.