Así es un rescate en una gruta profunda: cinco horas de lucha

Miguel Cabana
Miguel Cabana LUGO / LA VOZ

SOCIEDAD

MIGUEL CABANA

Bombeiros de Galicia enseñan a agentes de la Autonómica a practicar la evacuación simulada de una «herida» en una cueva de Abadín

19 feb 2017 . Actualizado a las 14:24 h.

La Policía Autonómica está formando a un grupo de agentes para poder realizar rescates en cuevas o barrancos cuando se produce una emergencia en esos difíciles lugares. Para ello, mantienen un acuerdo con la Asociación de Bombeiros de Galicia, algunos de cuyos instructores tienen premios internacionales, y cada cierto tiempo organizan una expedición a un lugar difícil para realizar un rescate simulado en el que los bomberos instruyen a los policías.

Una de esas prácticas tuvo lugar hace dos semanas en el municipio lucense de Abadín, dentro de la Cova dos Santos, una de las muchas simas de la zona en las que se puede practicar la espeleología bajo la atenta mirada de un experto. El grupo de bomberos, capitaneado por Miguel Pazos, citó a los seis agentes de la Policía Autonómica a las diez de la mañana en la gasolinera de Abadín, a pocos kilómetros de los polémicos viaductos de Mondoñedo, siempre cubiertos por la niebla. Supuestamente, acababan de recibir un aviso del 112 de que una joven espeleóloga había entrado el día anterior en una cueva de la zona y no había salido. Les entregaron a los policías un simple mapa en el que les señalaron la zona donde la víctima había desaparecido, y lanzaron el operativo.

Dos bomberos y el cronista se ocultaron previamente en la cueva, además de la supuesta víctima con pierna rota. Para entrar, un largo agujero poco más ancho que la madriguera de un zorro, entre zarzas, y en una empinadísima ladera. Tras el sofocón de reptar por aquel estrecho túnel oscuro de diez metros de largo, el bombero jefe y la supuesta víctima ya estaban en la preciosa Cova dos Santos, donde esperar a que los policías solventasen la primera parte del ejercicio: encontrar a una víctima que no grita o no se oye dentro de la tierra, en una de las muchas simas que allí hay. El claustrofóbico túnel da paso a una gran sala que al ser iluminada por los focos semeja una misteriosa cúpula de iglesia, con dos grandes santos bajo ella, que en realidad son dos estalagmitas. De ahí el nombre. 

En una galería estrecha

La víctima se escondía en una estrecha galería a unos cien metros de profundidad. Pasada casi una hora, los policías encontraron la cueva, entran y empezaron a recorrerla en busca de la joven herida. Tras hallarla, ella les contó que no recordaba cómo llegó allí, que cayó, y al despertarse, aturdida, notó un gran dolor en la pierna que le impide moverse. Indicó que es enfermera y cree que tiene rotura de tibia o peroné. Entonces los agentes se ingeniaron para inmovilizarle la pierna: dos palos recogidos del exterior y unas correas sirvieron para improvisar una férula de urgencia. Luego la colocaron con cuidado en su flamante camilla de rescate, la abrigaronn y la aseguraron para empezar la gran peripecia: sacarla por las estrechas galerías de la cueva, salvando además un precipicio mediante una cuerda de tirolina, que permitió a la herida «volar» en su camilla sobre un profundo cañón.

M. Cabana

Tras casi cinco horas de arduas maniobras por la estrechez de las grutas, los policías consiguieron sacarla al exterior siguiendo las recomendaciones técnicas de los bomberos, que las iban impartiendo sobre la marcha a medida que surgía un nuevo obstáculo.

Una vez en el exterior, los policías subieron a la herida por las empinadas montañas de la parroquia de Galgao hasta el vehículo, que era supuestamente el fin del ejercicio. Pero solo supuestamente, porque al ir a despojarse de los cascos, trajes y cuerdas, los policías advirtieron que faltaba un bombero del grupo. Todos se dieron cuenta de que la ausencia era premeditada, pero ciertamente los policías habían pasado por alto un detalle: hacer recuento del grupo al salir para asegurarse de que no quedaba nadie dentro. Así que hubo que volver a entrar a buscar al bombero «desaparecido» y el ejercicio llevó casi una hora, hasta que lo encontraron y pudieron cerrar el simulacro con éxito.

Con experiencias como esta, programadas a lo largo del año, la Asociación de Bombeiros de Galicia va formando a un grupo de la Policía Autonómica en rescate en cuevas y espeleología.