Una estudiante invidente de Trabajo Social lleva a su guía canino a diario a sus clases en el campus de Ourense
18 feb 2017 . Actualizado a las 18:00 h.Las clases de cuarto curso del grado de Trabajo Social, en el campus de Ourense, cuentan desde hace algunas semanas con un nuevo alumno. Más bien se trata de una alumna, bastante peluda y que acostumbra a estarse muy quieta y en silencio mientras los profesores explican los temas a los estudiantes. Se llama Lucy. Tiene un año y medio y es la perra guía de Lucía González, una alumna ciega que, después de mucho esfuerzo y papeleo, ha conseguido que le concedan, por ahora en préstamo, a la que ya es su mejor compañera.
Lucía tiene 23 años y es natural de León. Pese a su discapacidad visual siempre tuvo claro que quería estudiar una carrera universitaria y, cuando llegó el momento de decidir, se decantó por el grado que oferta el campus de la ciudad de As Burgas. Gracias a un convenio con la Fundación Universia dispone de los medios necesarios para poder seguir los estudios con normalidad, pero un día decidió que su vida podría mejorar aún más si contase con la ayuda de un perro guía. «Cuando estaba en León ya me habían hablado de la posibilidad de solicitarlo, así que cuando ya estaba asentada en Ourense pensé que era un buen momento, porque me permitiría ser más autónoma». Así fue como, en febrero del 2015, se puso en contacto con la ONCE para solicitarlo. Se abrió entonces un período de dos años en los que Lucía tuvo que pasar numerosas pruebas médicas y solventar gran cantidad de trámites. «Lo primero fue pasar unas pruebas muy completas, incluso me midieron la fuerza en las manos ante los posibles tirones que me pudiese dar el perro», recuerda la chica, que tardó casi un año en recibir el resultado de ese primer examen. Luego llegaron otros y, ya en enero de este año, la joven marchó a Detroit para encontrarse con Lucy y pasar con ella el primer mes de acercamiento y aprendizaje. «Me lo comunicaron en noviembre del año pasado. Fui a Estados Unidos porque la lista de espera en Madrid es más larga y, además, eso me permitía conocer un nuevo país», explica. «La primera vez que nos encontramos yo tenía un hueso en la mano y ella se abalanzó sobre mi toda contenta, hubo feeling desde el principio», recuerda ella.
«He pasado a tener un bebé»
Superadas con éxito esas primeras semanas, en las que tuvieron que aprender a orientarse y, entre otras situaciones, a reaccionar ante un coche en una situación de peligro, Lucy y Lucía emprendieron el viaje a Ourense, donde continúan con un proceso de adaptación que no está exento de dificultades para ambas. «Tengo 23 años y, de tener la única preocupación de levantarme para ir a clases cada día, he pasado a tener un bebé», bromea, puntualizando que ahora tiene que levantarse temprano todas las mañanas para sacar el can a la calle y debe organizar sus rutinas con las del animal. «Hay días que va todo muy bien, pero también hay otros en los que ella me lo pone difícil. Los recorridos que yo hago en diez minutos con el balcón, ahora los cubro en veinte, pero noto que cada día vamos mejorando», asegura.
Compañera inseparable
Además de ser su compañera inseparable en casa y en la calle, el labrador se ha convertido en un nuevo inquilino del campus de Ourense. Antes de su llegada, desde el gabinete psicopedagógico del campus -cuyos responsables han acompañado a Lucía en todo el proceso para poder conseguir un perro guía- se mantuvieron charlas informativas con los estudiantes de las facultades del campus provincial, orientadas a informar a los alumnos sobre cómo debían actuar con Lucy. Además se ha distribuido entre la comunidad universitaria un documento informativo. «Lo que se ha intentado es que todos sepan que se trata de un animal que está trabajando, no es una mascota y, por lo tanto, no se le puede tocar ni molestar en ciertas situaciones», explica Lucía, que reconoce que la aceptación del animal por parte de la comunidad universitaria ha sido muy buena, aunque «se nota que hay profesores a los que les gusta más que esté en clase».
Lucy es la primera perro guía que se incorpora a las aulas de la Universidad de Vigo, aunque ya hay antecedentes. En la de Santiago otro labrador llamado Xumer acompaño a su propietario durante sus estudios en dos carreras, e incluso salió en la orla.