«Aquí tendemos a infravalorarnos»

R. DOMÍNGUEZ A CORUÑA / LA VOZ

SOCIEDAD

MARCOS MÍGUEZ

«Todo es relativo, hoy estás arriba y mañana abajo», advierte tras figurar en la lista de los 50 mejores médicos

27 ene 2017 . Actualizado a las 10:45 h.

Manuel Gómez (Palencia, 1956) dirige el trasplante hepático y pancreático en el Chuac, programa que inició en 1994 y que ya ha dado una segunda oportunidad a más de un millar de gallegos. Siempre preocupado por aplicar técnicas innovadoras para dar respuesta a los pacientes, sus méritos profesionales han hecho que sus propios colegas lo coloquen entre los cincuenta mejores médicos de España. Así figura en el Top Doctors, en el que también se encuentran otros dos gallegos, el cirujano torácico Diego González Rivas, compañero de Gómez en el Chuac, y el traumatólogo pontevedrés García Cota, médico del Celta y de la selección.

-Parece que no lo ha hecho mal ¿no?

-Parece que sí, que alguna cosa se habrá hecho bien. Imagino que sobre todo el tema de la cirugía mínimamente invasiva para los tumores hepáticos, que empezamos en el 99. Pero esto es un reconocimiento para todos, porque nada se puede hacer si no colabora todo el hospital. Realmente mi labor fundamental ha sido desorganizar un poco todo... Ahora hacemos todas las técnicas posibles.

-Toda una satisfacción.

-¡Y una sorpresa!. En noviembre hicimos en el Chuac diez trasplantes en 24 horas y fue una noticia que salió prácticamente a nivel local. Días después hicieron diez en el Vall d’Hebrón y la noticia abrió el telediario nacional. Aquí tendemos a infravalorarnos, a no ver lo que tenemos. Tienen que venir de fuera a decirnos. Mira por ejemplo, Zara. Esto llega en un momento crítico para la cirugía.

-¿Por qué crítico?

-Porque los cambios tecnológicos son constantes, está todo en fase de desarrollo continuo, y obliga a reorganizarlo todo.

-¿La periferia es una desventaja?

-Siempre partimos en desventaja. Al no valorarnos, no nos tomamos en serio, no nos organizamos igual, se hacen las cosas pero no lucen igual.

-¿Se puede revertir?

-Es complicado y, desde luego, son los jóvenes los que tienen que hacerlo. Es un cambio de mentalidad. Hay que mejorar en cuanto a organización, desarrollo, introducción de nuevas tecnologías, renovación de equipos gestión...

-¿Hay relevo para hacerlo?

-Sí, por supuesto, aunque eso también es complicado. Las plazas no se dan en función de lo que se trabaje, sino en función de una oposición global. No se reconoce el extra. Y las cosas no son fáciles. Para tratar un tumor, tienes que buscar la cama de despertar, la de hospitalización... hay mucho de esfuerzo personal. Hoy haces un trasplante, mañana otras cosa... Necesitamos organizar mejor, súper especializarnos. Es muy complicado cuando tienes una población amplia a tratar porque hay que hacer bien la cirugía de hígado, pero también la de páncreas, colon...

-En trasplantes parece que todo está bastante sistematizado.

-Sí, las cosas están bien pero no hay que olvidar que es un esfuerzo humano duro. Estar disponible las 24 horas es un desgaste importante y hay que reconocerlo de alguna forma para potenciarlo. A los jóvenes les ofrece o trasplantes o laparoscopia en la privada y se van.

-¿Están mal pagados?

-No es un problema de dinero. Si los médicos están mal pagados, mira cómo están los demás sectores. A un chaval le dices que cobrará mil euros y se te tira por el suelo, es un sueldazo.

-¿Ese cambio es su principal demanda?

-Quisiera desarrollar todas las cirugías posibles, pero sobre todo crear equipos multidisciplinares reales, con oncólogos, radiólogos... Aquí tenemos la ventaja de ser pocos y bien avenidos, Si trabajas con alguien que es amigo, todo es mucho mejor, pero el sistema no puede depender de las relaciones ni tampoco de que uno se ponga malo.

-¿Se siente igual de valorado por la población?

-Somos unos privilegiados. La población sí que valora lo que hacemos. También nos atacan si metemos la pata, pero en general sí nos valora, Porque la gente lo que quiere es que te intereses y te esfuerces. No piden milagros. Cuando te encuentras con un enfermo que es incurable, lo acepta, pero lo que no perdona es que lo abandones. A veces es complicado con tanta gente a la que atender, pero lo que quieren es eso, que te intereses, que no se los maltrate. Que no sean números fríos.

-Al final, siempre se suele saber dónde está lo bueno.

-Ah, pero todo es muy relativo. Y aún así, se sube y se baja. De repente, se puede caer en desgracia simplemente porque tocaste donde no debías. Yo he tenido la suerte de trabajar en lo que me gustaba y creo que es necesario ser optimistas, no infravalorarnos y seguir desarrollando y aplicando nuevos conocimientos para la población, que es nuestra razón de ser. Esta profesión te quita mucho pero te reporta muchísimo. Sobre todo cuando las cosas salen bien, pero incluso cuando no salen como esperabas si has hecho todo lo posible. Porque no siempre sale bien, si no, seríamos dioses.