Los 200 millones de Montoro

F. Fernández REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

J.J.Guillen | EFE
J.J.Guillen | EFE

Los técnicos de Hacienda calculan que el erario público recibirá una paga extra navideña en forma de impuestos

23 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hacienda es implacable. No perdona una. Tampoco a los afortunados tocados con la varita mágica de la suerte lotera. Porque, desde el 2013, y ante la necesidad acuciante de aumentar la recaudación tributaria, el ministro Cristóbal Montoro decidió que los premios de la lotería a partir de 2.500 euros también tenían que tributar. Exactamente, un 20 %. En principio, iba a ser una medida provisional que lleva visos de quedarse durante unos cuantos años.

Aunque la alegría al ganador del gordo de la lotería de Navidad no se la quita nadie, los 400.000 euros por décimo no serán tales, sino que se quedarán en unos tampoco desdeñables 320.500 euros. El resto, 79.500, irán a parar directamente a las arcas de Hacienda. Y así con todos los premios, salvo aquellos más modestos, inferiores a 2.500 euros, que están exentos de retención fiscal.

El erario público recibirá un gordo navideño de casi 200 millones de euros en impuestos si se venden todos los décimos premiados, lo que representa un 4,2 % más que el año pasado, según estimaciones realizadas por los técnicos de Hacienda del sindicato Gestha.

La lotería de Navidad repartió en total 2.310 millones de euros, 70 más (un 3 %) que en el 2015. Los gallegos se jugaron 167 millones, casi un 15 % por encima de las Navidades pasadas.

Los técnicos de Hacienda recuerdan que los agraciados cobrarán los premios ya con la retención fiscal practicada y que, aunque habrá que incluir el dinero recibido en la declaración de la renta, no tendrá ningún impacto en el IRPF. Sí lo tendrán los posibles intereses o rendimientos obtenidos si el premio se dedica a inversiones, por ejemplo. 

¿Y si es un décimo compartido?

Quienes compartan un premio de lotería que exceda de los 2.500 euros también tendrán que ceder a Hacienda el 20 % de su participación, aunque esta sea inferior a esta cifra, pues el impuesto se exige al décimo, independientemente de cómo y cuánto esté participado, aclaró José María Mollinedo, secretario general del sindicato Gestha.

Además, si un agraciado quiere regalar un pellizco a familiares o amigos, las arcas públicas saltarán doblemente de alegría pues el beneficiario de la donación deberá tributar ese regalo en el impuesto de sucesiones y donaciones. En el caso de Galicia, están exentos de declarar los primeros 400.000 euros por contribuyente.

Los técnicos de Hacienda también advierten del peligro de revender décimos a personas o intermediarios interesados en blanquear dinero negro, ya que los agraciados que lo hagan no podrán acreditar ante Hacienda el origen de estos fondos, lo que puede acabar con una inspección que exija, entre la deuda y la sanción, más del 60% del importe ganado.

Y ¿qué pasa con los premios que no se reparten o no se cobran? Que el dinero revierte en Loterías del Estado, aclara Mollinedo. Los agraciados disponen de tres meses para cobrar el décimo. Pasado ese tiempo, adiós a la suerte.

Malos tiempos para los ahorradores

La suerte le ha sonreído y se encuentra de pronto con, por ejemplo, 5.000 euros llovidos del cielo. ¿Qué puede hacer con ellos? Aparte de darse unos cuantos caprichos navideños, pagar deudas y amortizar hipoteca, las alternativas para sacar provecho a su dinero son bien escasas. Salvo, claro, que quiera arriesgarse e invertir en bolsa. Y es que la rentabilidad de los otrora atractivos depósitos bancarios a plazo fijo es extremadamente tacaña: hasta un plazo de año la retribución media es del 0,12 %; y entre uno y dos años, el 0,16 %.

Otra opción puede ser invertir en deuda pública, pero hay que aguardar 30 años para obtener un 2 % de rentabilidad.

Los más previsores pueden depositar el dinero en un plan de pensiones. Al mismo tiempo que se ahorra para la jubilación, el inversor obtendrá ventajas fiscales con desgravaciones en la declaración de la renta. El máximo deducible son 8.000 euros anuales.