Editan en gallego «Astronomía a ollo ceibe», de Ramón María Aller

josé ángel docobo

SOCIEDAD

Este lunes se cumplen 50 años de la muerte del insigne científico gallego, considerado el introductor del estudio de estrellas dobles en España

27 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Mañana se cumplen 50 años del fallecimiento del insigne científico gallego Ramón María Aller Ulloa, quién desde su Lalín natal, hace ahora más de un siglo, inició la investigación astronómica en Galicia. El padre Aller construyó su observatorio astronómico en la capital del Deza, el cual fue mejorando hasta llegar a la edificación de 1925 con el refractor Steinheil ya instalado bajo cúpula y el departamento para el teodolito. Antes, y tras haber terminado los estudios sacerdotales y de ciencias exactas, ya había realizado importantes observaciones e iniciado la escritura de textos que luego serían emblemáticos.

Sus estancias en el Observatorio Ocharan de Castro Urdiales (Cantabria), entre 1911 y 1920, le pusieron en contacto con instrumentación de gran calidad, lo que le motivó tanto para crear su observatorio estable en Lalín como para concebir un método original para la determinación de coordenadas que luego plasmaría en su tesis doctoral, leída en 1943.

En 1918 ve la luz su primer libro, Algoritmia. Principios fundamentales de la Ciencia de los Números, que dedica a su tío Saturnino, quién financió la edición de aquel magnífico texto de Matemáticas.

Su ingreso en 1928 en el Seminario de Estudos Galegos sirvió para que colaborase con esta institución en la publicación de varios artículos en los Arquivos, así como la preparación de la biografía de su paisano José Rodríguez González, «el matemático de Bermés», pero también para escribir en la revista Logos ocho ensayos en lengua gallega.

El Seminario asimismo le había propuesto la escritura de un libro de divulgación astronómica en gallego. En la prensa de mayo de 1936 apareció el anuncio de la inmediata presentación de aquella petición con el título de Astronomía a ollo ceibe, pero de tal obra nunca más se supo.

Desde su observatorio particular estudió prácticamente todos los fenómenos astronómicos: eclipses, ocultaciones, tránsitos, superficies planetarias, luz zodiacal, auroras, lluvias de estrellas... Pero, sobre todo, estrellas dobles, pudiendo ser considerado el introductor del estudio de estas últimas en España, tanto por la obtención de múltiples medidas micrométricas como por ser autor de las primeras órbitas calculadas en nuestro país; y, especialmente, por haber creado luego en Santiago una escuela de investigadores sobre este tema de gran interés en Astronomía. La revista alemana Astronomische Nachrichten se hizo eco de las investigaciones llevadas a cabo por Ramón María Aller en la Galicia rural de las primeras décadas del siglo pasado.

Tras la Guerra Civil, las gestiones de su discípulo y amigo Enrique Vidal Abascal, dieron sus frutos y tanto Ramón como, unos años después, su observatorio, se incorporaron a la universidad compostelana. El observatorio de Santiago se inauguró en 1944, con el padre Aller ya nombrado director el año anterior y siendo la participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas decisiva en los primeros años de vida del centro.

En Santiago rompe su soledad científica, rodeándose rapidamente de discípulos ávidos de aprender de él, Vidal Abascal, Pensado Iglesias, García-Rodeja, Ferrín Moreiras, Cid Palacios, etc. Fue un maestro de maestros. Llegó a Santiago como profesor de Matemáticas, pero pronto accedió a la cátedra de Astronomía que regentó, con carácter extraordinario, hasta su muerte.

Su principal libro de texto, Introducción a la Astronomía, se publicó en 1943 con una segunda edición ampliada catorce años después. De seguido comenzó a dirigir tesis de doctorado y a solicitar mejoras, nunca atendidas, de los medios de observación, casi los mismos que trajo de Lalín. Ingresó en 1948 en la Comisión de Estrellas Dobles de la Unión Astronómica Internacional y ese mismo año aparece su Astronomía a simple vista, un libro que cubrió un gran hueco en aquella época. Ahora, la USC y Política Lingüística coeditan la versión en gallego de 1936.

Este hombre, dominador de varios idiomas y especialista en dibujo, relojería y diseño de instrumentación científica, entre otras muchas cosas, dejó la impronta de su magisterio ejemplar y de unas cualidades humanas únicas, todo lo cual unido a su alto nivel científico e intelectual lo consagran como un referente de la ciencia, aunque él, sin duda, preferiría pasar inadvertido.

*José Ángel Docobo Durántez es catedrático de astronomía y director del Instituto Astronómico Ramón María Aller.