De la moda arquitectónica a otra que invita a trasnochar

EFE MADRID

SOCIEDAD

Amaya Arzuaga y Locking exhiben en la tercera jornada de Madrid Fashion Week un diseño de contrastes

20 feb 2016 . Actualizado a las 20:54 h.

En su obsesión por construir prendas de estructura arquitectónica, Amaya Arzuaga trabaja el patrón hasta crear volúmenes suspendidos y siluetas que gravitan con la intención de crear una moda de arquitectura espacial. Este domingo, en la tercera jornada de Madrid Fashion Week, subió a la pasarela unos espléndidos vestidos de volúmenes cúbicos, algunos de ellos en crepé foamizado. A primera vista parece que no tienen patrón alguno, pero son prendas pensadas, muy estudiadas, como una capa deconstruida o una chaqueta corta con hermosos puños en punto grueso realizado a mano por artesanos de pueblos aledaños a Lerma (Burgos).

Relajada y armoniosa fue la colección de Iñaki y Aitor Muñoz, dúo creativo de Ailanto, que instalan la nueva serie en un bello y romántico paraje natural rescatado de las pinturas de Lawren Harris. En ese paisaje, Ailanto recrea una de sus mejores colecciones, despojada de superfluos adornos.

Por la tarde, Juan Vidal y Ana Locking exhibieron plena libertad para vestir a una mujer onírica, controvertida, que brilla en la noche con vestidos cuajados de sensualidad que invitan a trasnochar. Las siluetas relajadas y fluidas, junto con las transparencias, orquestan el nuevo trabajo de Vidal, mientras que Locking propone vestidos largos de plumeti conjuntado con una cazadora bómber y aderezados con cinturones de cuero.

La estética militar y el tartán invaden faldas plisadas con encaje de print de pintura y siluetas rectas en maxi vestidos y faldas midi. Una rigidez y languidez a la que Mané Mané puso fin. Fue llegar al calendario de los consagrados e ir a por todas. El extremeño Miguel Becer contextualizó la colección en la caza: patas de gallo, pana, paños de lana pero construyendo una silueta nueva para una joven jovial. Una línea que gira hacia lo sport y lo folclórico, con lo castellano profundo como lutos velados. Una ruptura con la costura tradicional -dejando ver todos sus entresijos- que mantiene los estampados clásicos.