El «Homo antecessor» se hace mayor de edad

maría martinón torres ATAPUERCA / SERVICIO ESPECIAL

SOCIEDAD

El descubrimiento de la nueva especie en Atapuerca, que fue una revolución en la antropología mundial, cumple 18 años

07 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Acaba de cumplir 18 años, pero ha roto ya con las tradiciones anatómicas y biológicas que se estilaron durante el último millón de años antes de que él naciera. Homo antecessor es, a día de hoy, una especie madura, con una combinación única y original de caracteres que lo hacen diferente a sus tíos abuelos, H. ergaster y H. erectus. Ya prácticamente nadie duda en la comunidad científica internacional de su personalidad taxonómica, de cuán distinto es de aquellos que le precedieron y en qué forma marcó época en la historia de la evolución humana.

Con H. antecessor se abría una ventana hacia la modernidad. Aparecía en el registro fósil un homínido con una capacidad craneal claramente superior a la de especies humanas anteriores, que anunciaba en su modo de crecer el origen de la niñez y que presentaba por primera vez rasgos que habrían de ser típicos después en H. sapiens y en H. neanderthalensis. Nuestra cara moderna, por ejemplo, tan diferente de la cara proyectada y más simiesca de nuestros ancestros, no es sino un estilo vintage, inventado por H. antecesor hace más de 800.000 años.

Pero desde su nacimiento, nosotros mismos nos hemos sorprendido al descubrir en él rasgos que hasta ahora creíamos únicos de la especie neandertal y que ratifican aquella propuesta, casi escandalosa en su día, de que podía representar al último ancestro común de H. sapiens y H. neanderthalensis. Que un equipo español, hace 18 años, fuese capaz de publicar en una revista como Science una nueva especie humana (algo que no se hacía desde el nombramiento de H. habilis en el año 1964) tiene todos los tintes de hazaña de la que son herederas varias generaciones de investigadores reconocidos y formados en la universidad Atapuerca.

Acabamos de publicar su biografía científica en la revista Quaternary International y, 18 años después, podemos decir que H. antecessor ya es aceptado en la familia. Como adolescente que es sabe un poco mejor de dónde viene, pero quizá no tanto hacia dónde va. En estos años hemos avanzado en la reconstrucción de su genealogía y descubierto que tiene raíces asiáticas, y no africanas, como se había supuesto en un principio. Pero todavía quedan cosas por decir sobre su descendencia. Aunque seguimos creyendo que filogenéticamente está muy próximo a H. sapiens y a H. neanderthalensis, no son pocos los cabos que hay que atar en esta historia, sobre todo el problema de haber encontrado sus restos en el extremo más occidental de Eurasia, algo que dificulta la propuesta de una posición sin embargo tan central en el árbol humano.

La Gran Dolina

Todavía quedan cosas por decir también de su relación con los homínidos de Asia, a quienes estamos como quien dice empezando a conocer. Pero veremos crecer a este adolescente. Veremos crecer y madurar a H. antecessor porque siguen los estudios de sus fósiles, con nuevas aproximaciones metodológicas y nuevas tecnologías. Y lo veremos crecer, en número también, pues en unos pocos años esperamos poder llegar de nuevo al nivel de TD6 de la Gran Dolina (Atapuerca) donde, si las predicciones (y esperanzas) no fallan, nos esperan miles de datos con los que completar su biografía.