El fin de las duquesas y de una época

Sara Carreira Piñeiro
sara carreira REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Con la muerte de Cayetana, solo queda la casa de Osuna con una mujer al frente. En el siglo XX, Medinaceli y Medina Sidonia completaban el póker de damas de la nobleza

22 nov 2014 . Actualizado a las 09:46 h.

?En España, las cuatro principales casas ducales han estado en manos de mujeres durante la práctica totalidad del siglo XX y los primeros años del XXI. Son las casas de Medinaceli, Alba, Medina Sidonia y Osuna; solo se puede comparar con ellas la casa de Alburquerque, en manos de Ionnes Osorio y antes de su padre, Beltrán Osorio; y la de Infantado,

también dirigida por hombres desde 1800 (actualmente, Íñigo de Arteaga). Lo más interesante de las cuatro grandes duquesas -que suman unas 35 grandezas de España y unos 130 títulos nobiliarios- es su personalidad.

Con la muerte de Cayetana Alba, solo queda una, Ángela María Téllez-Girón, duquesa de Osuna y casi nonagenaria. Las otras féminas que marcaron una época que ya no existe eran Victoria Eugenia Fernández de Córdoba y Fernández de Henestrosa, Mimí Medinaceli; e Isabel Álvarez de Toledo y Maura, duquesa de Medina Sidonia o duquesa roja.

Cuando en 1938 se casó Mimí Fernández de Córdoba con Rafel de Medina y Vilallonga Garvey Ybarra, era la aristócrata más importante de España. Vivía como tal, en un palacio en la actual plaza de Colón de Madrid, y hay grandes leyendas sobre ella. Una dice que viendo la revista ¡Hola! descubrió unos jardines preciosos y se enteró de que eran suyos: el pazo de Oca. Otra historia que circula es que tenía tal cantidad de títulos -más de sesenta- que la iban a incluir en el Libro de los Récords, y, horrorizada ante esa posibilidad, comenzó a repartirlos entre sus hijos. Y una más: cuando Tom Cruise rodó una película en Sevilla quiso conocerla, pero ella rechazó la visita diciendo «No puedo, que estoy haciendo un crucigrama». Tuvo cuatro hijos: Ana (muerta en el 2012 y cuyo hijo Marco es ahora el duque de Medinaceli), Luis, Rafael e Ignacio.

Mimí, como las ricas de su época, no atendía directamente a sus hijos, a los que veía una vez por semana un ratito, tampoco los llevaba a ningún sitio (ni siquiera de vacaciones) o iba con ellos de compras; al único que parecía cuidar era al pequeño, Ignacio, a quien le permitía dormir en su cama. Tampoco con sus nietos fue muy cariñosa, y cuando los Medina, hijos de Rafael -que estaba en la cárcel por corrupción de menores-, vivían a pocos metros de ella en Sevilla, apenas los iba a visitar. La casa de Medinaceli tiene, entre otras, las siguientes propiedades: el hospital de Tavera, en Toledo; la casa de Pilatos en Sevilla; el pazo de Oca; y la capilla del Salvador, en Úbeda. Edificios privados son el palacio Ducal de Medinaceli, en Soria; los castillos de Feria, Nogales, Salvaleón y Sabiote; los palacios de los Cobos y de los Acebedo, así como las fortalezas de Torés y de La Mota. A eso hay que sumar el ingente patrimonio artístico.

La historia de Isabel Álvarez de Toledo y Maura, la duquesa roja, tampoco es muy común. Tenía 11 títulos nobiliarios en Italia y 6 españoles, entre ellos duquesa de Medina Sidonia, marquesa de Vélez y Villafranca del Bierzo y condesa de Niebla (era la número 25.º, nada menos). Hija única y por tanto heredera, tenía que cumplir con lo que se esperaba de ella -buenos modales, sofisticación y boda con hijos- pero siempre se rebeló ante esa idea. Amante de la cultura y la historia, luchó por la recuperación del archivo de su casa, olvidado y oculto.

Cárcel y exilio

Con 19 años se casó, embarazada, con Leoncio González de Gregorio y Martí, un matrimonio que resultó un desastre, a pesar de lo cual tuvieron tres hijos: Leoncio, Pilar y Gabriel. Defensora de los derechos de los trabajadores y del medio ambiente, estuvo en una cárcel franquista y el exilio, hasta que fue amnistiada. A su vuelta, en 1983, conoció a Liliane Marie Dahlmann, que fue su amiga y compañera, con la que se casó pocas horas antes de morir. Esta boda fue el campanazo final de una vida rodeada de polémica, no solo por su sentido poco aristocrático de la historia, sino por su defensa a ultranza de una filosofía claramente izquierdista, aderezada con una forma de ser muy directa.

Dejó toda su herencia -poco abultada, valorada en 57 millones de euros- a la Fundación Casa de Medina Sidonia, que preside su viuda. Poco apegada a los suyos, a día de hoy la familia está enredada en varios pleitos, los hijos con su madrastra, e incluso entre ellos, ya que Pilar usaba el título de duquesa de Fernandina hasta que se lo quitó su sobrino, el hijo de Gregorio.

Además de la singular Cayetana de Alba, el grupo de duquesas se completa con Ángeles Téllez-Girón y Duque de Estrada, siete veces grande de España y con quince títulos más, la única que todavía vive, si bien ha desaparecido de la vida social y es su primogénita quien ejerce. Ángeles Téllez-Girón tuvo una vida menos tumultuosa que las anteriores duquesas, aunque se casó dos veces, pero estando viuda. Madre de cuatro hijas, ha repartido con ellas sus principales títulos: Arcos, Plasencia, Uceda y Medina de Rioseco. La casa se hundió en el siglo XIX en manos de un despilfarrador, y solo conserva pocas propiedades, como el castillo de Espejo y el ruinoso palacio de Puebla de Montalbán.

un símbolo de la aristocracia