La fiesta que nació de un torques

Yolanda García Ramos
Yolanda García BURELA / LA VOZ

SOCIEDAD

Xaime Ramallal

Burela retrocede este fin de semana a sus orígenes gracias a la Festa Castrexa, una cita joven pero potente en la que ayer desfilaron 30 clanes con 800 miembros

05 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

«Fillos de Breogán! Castrexos e castrexas! Desde a Punta do Cabo que mira alén do Cantábrico, aquí e agora nesta escarpada terra chamada Burela, neste día loitaremos pola gloria». Son las primeras líneas, llamando a la invasión festiva, del brindis popular de la tercera edición de la Festa Castrexa de Burela, que se celebra durante este fin de semana. «Irmáns, o que hoxe fagamos aquí, terá o seu eco na eternidade. Que vivamos todo o tempo que queiramos... que queiramos todo o tempo que vivamos! Disfrutemos destas terras bravas». Fin. Esta lectura hacía palpitar ayer aún más el corazón geográfico de A Mariña lucense porque esta cita nació de todo un símbolo local, el Torques burelense, el más grande hallado en Galicia, de 25 quilates pero de gran valor, más emocional que económico aquí.

Unos 800 castrexos, pertenecientes a unos 30 clanes, irrumpieron ayer en Burela por el oeste al son de gaitas y tambores, con olor a salitre y con semblantes que buscaba «guerra». Llegaban retando a sus rivales y protegiendo su estirpe con espadas talladas en la espina de un pez espada y armas metálicas, cubiertas con pieles y lino, adornadas con cintas de cuero, motivos óseos... El clan de Os Marraxos, que ganó las caracterizaciones en las dos primeras ediciones, se dejó la piel en los preparativos. «Estamos preparados, ansiosos por empezar» decía el jefe, Roi Pérez, de 110 kilos (vestido). ¿Y por qué es importante su peso? Pues porque el clan ganador recibe esa cantidad de cerveza de premio.

Caracterizaciones al detalle

Después de unos días colonizando el pueblo con sus estandartes, desde Monte Castelo hasta Pena Burela, donde estaba el faro que una ciclogénesis se llevó por delante, llegaba la hora para ellos y el resto. Anochecía. Hombres y mujeres de todas las edades, jóvenes que continuarán con el legado, niños y bebés con menos de un año de vida, castrexiños y castrexiñas... Todos comulgaban con un mismo espíritu. Un druida iba metido en un pote. Algunos jefes de clan llegaban en carros, vigilantes, dominadores y poderosos (una calavera en la frente impone aunque sea solo parte de la fiesta).

La espina dorsal de la Festa Castrexa es la consigna «pasalo ben». Hay también quien sella su amor. Veinte parejas celebraban sus bodas castrexas tras el desfile y el pregón del jefe del clan Egovarros Namarinos, Pedro Fraga, que llamaba a la participación masiva a través del 3 como número mágico al que llega esta cita, festejada bajo la influencia de la luna creciente.

Hoy será un nuevo día de mercado tradicional y de juegos, donde cada clan muestra su valor y fuerza, busca el ansiado Torques, degusta viandas excelentes como cordero, empanada, pulpo, potajes... La fiesta del paladar dará paso a la que oficia DJ Chente. Mañana será la jornada de los niños, el futuro de esta fiesta joven que bebe del pasado.